Espiritualidad. Examen de Conciencia Diario
¡Qué manera tan fructífera de terminar tu día!
Durante la temporada de Cuaresma, cada uno de nosotros está llamado a volvernos hacia Cristo.
Renovar nuestra vida de oración para incluir algo diferente es solo una forma en la que podemos hacerlo. Con esto en mente, ¡hacer un examen de conciencia diario puede ser justo lo que necesitamos!
El examen diario implica revisar todos los aspectos de nuestro día. Nos pide no solo reconocer nuestras bendiciones y victorias, sino también nuestras dificultades y pérdidas. Concluimos el examen buscando la misericordia de Dios.
Antes de ver algunas formas de orar utilizando el formato del Examen, echemos un vistazo a la historia de esta práctica espiritual.
Existen diversas formas de realizar un examen de conciencia diario. San Ignacio de Loyola desarrolló la tradicional oración del Examen diario, que originalmente describió en sus Ejercicios Espirituales. ¡Creía que este Examen venía directamente de Dios!
Los jesuitas lo practican dos veces al día como parte de su regla de oración, y muchos cristianos hacen lo mismo.
Esto puede ayudarnos a notar la presencia de Dios en nuestras vidas, lo que nos ayuda a crecer en relación con Él. Aquí tienes tres opciones de examen:
Método CPR
Cada noche, antes de dormir, revisa tu día con el Método CPR:
C = Reconoce tus bendiciones. Reflexiona sobre las cosas buenas que te sucedieron hoy y reconoce explícitamente la mano de Dios en ellas.
P = Identifica las victorias y las pérdidas que tuviste hoy. Celebra y arrepiéntete según sea necesario.
R = Renueva tu compromiso de amor a Cristo.
Finaliza con un Padrenuestro, un Ave María y la señal de la cruz.
Método Tradicional de Cinco Pasos de San Ignacio de Loyola
- Toma conciencia de la presencia de Dios.
- Revisa el día con gratitud.
- Presta atención a tus emociones.
- Elige un aspecto del día y ora desde él.
- Mira hacia mañana.
Método Analítico
Aquieten tu alma y entra en la presencia de Dios, pidiéndole luz para conocerte a ti mismo y conocerlo a Él.
Revisa las áreas principales de la voluntad de Dios en tu vida, examinando el nivel de fidelidad a lo que Dios te estaba pidiendo. Confía en que el Espíritu Santo llamará tu atención hacia lo que Él quiere que reflexiones.
Agradece a Dios por el bien que, con su gracia, pudiste lograr y pídele perdón por tus deficiencias y pecados.
Renueva tu compromiso de seguirlo más de cerca mañana.
Cualquiera que sea el método que elijas, esta práctica espiritual está destinada a ayudar a convertir tu corazón y tu vida en una relación más cercana con nuestro Padre Misericordioso en el Cielo.
Fuente del artículo: ChuchPop
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