Sacramentales de la Virgen Maria
Los sacramentales, al igual que los sacramentos, son signos sagrados que nos ofrecen efectos espirituales a través de la intercesión de la Iglesia. Aunque estos fueron instituidos por la Iglesia y no por Cristo, tienen semejanzas con los sacramentos en su capacidad para santificar y disponernos para recibir la gracia divina.
Es importante recordar que cuando utilizamos o recibimos los sacramentales, estamos acogiéndonos a la misericordia de Dios y poniéndonos bajo su protección. Por lo tanto, debemos tratarlos con gran respeto y estar conscientes del significado que tienen para nuestra vida espiritual. Los sacramentales pueden ser «cosas» o «acciones», como el agua bendita, las velas, las medallas y el rezo del rosario.
La Iglesia nos invita a hacer uso de los sacramentales para obtener la gracia divina y para santificar nuestra vida cotidiana. Al hacerlo, nos estamos abriendo a la ayuda sobrenatural de Dios y a su amor misericordioso. Por lo tanto, es importante que seamos conscientes del valor de los sacramentales y que los utilicemos con reverencia y devoción.
Aquí te presentamos seis sacramentales de la Santísima Virgen María, si tu conoces alguno más nos lo puedes decir en los comentario.
El Santo Rosario
El Santo Rosario es considerado uno de los Sacramentales más poderosos en la fe católica. Su rezo es esencial para todo católico, ya que nos brinda innumerables gracias y favores cuando lo rezamos diariamente. A través de este Sacramental, la Santísima Virgen nos ayuda a alcanzar la Felicidad Eterna y nos libra de las asechanzas del demonio y del Infierno. Rezar el Santo Rosario todos los días es una hermosa promesa que nos asegura la salvación eterna. No hay excusa para no rezarlo, ¿te unirás a esta práctica diaria?
El Santo Escapulario
El sacramental del Escapulario es una especie de hábito carmelita en miniatura, que es utilizado por los devotos como muestra de su consagración a la Virgen. Se compone de un cordón que se coloca alrededor del cuello y dos pequeñas piezas de tela de color marrón que se colocan en el pecho y en la espalda, y generalmente se lleva debajo de la ropa.
Sin embargo, también existe la opción de usar la medalla-escapulario, que debe contener en una de sus caras la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y en la otra, la imagen de la Virgen María bajo cualquier advocación, según lo establecido en el Decreto de 16-12-1910. Es importante destacar que, al igual que los escapularios de paño, la medalla-escapulario también debe ser bendecida por un sacerdote.
Medalla de la Milagrosa
La Medalla Milagrosa es un signo exterior aprobado por la Iglesia Católica que tiene un efecto interior. Se trata de un sacramental, que al igual que otros, no es eficaz por sí solo, sino que su eficacia se deriva de la intercesión de la Iglesia y del uso piadoso que los fieles hacen de él. Por este motivo, antes de su uso, la medalla debe ser bendecida por un sacerdote, quien invoca la bendición divina sobre ella.
La medalla es un símbolo del amor que nuestra Madre celestial tiene por todos sus hijos. Cuando la llevamos, nos convertimos en un signo del amor que tenemos hacia María, confiando en su protección y en las bendiciones que nos concede a través de la medalla. Es un recordatorio constante de su presencia amorosa en nuestras vidas y una fuente de fortaleza en momentos de necesidad. Por tanto, es importante que la usemos con devoción y respeto, sabiendo que a través de ella, María intercede por nosotros ante su Hijo Jesús.
Consagración a la Virgen Maria
La consagración a María es un acto sublime y destacado en el culto católico, que expresa una devoción especial hacia la Virgen María. A través de este acto, un cristiano ejerce su sacerdocio común o ministerial, dedicando a María una o varias personas con un vínculo más fuerte bajo su mediación.
Esta consagración establece un nuevo vínculo religioso que implica una pertenencia espiritual total y una mayor dispensación de los dones divinos distribuidos por María. Además, el consagrado se compromete a cumplir la voluntad de Dios de una manera más enfocada en María. Es un acto de entrega total a la Virgen y de confianza en su protección maternal.
Estampas de la Virgen Maria
Una estampa de la Virgen María es un objeto religioso muy popular en la fe católica. Se trata de un trozo de cartulina o papel en el que se encuentra impresa una imagen de la Santísima Virgen María, la Madre de Dios. Estas imágenes pueden variar en tamaño, diseño y estilo, pero siempre tienen en común su objetivo de invocar la protección y la intercesión de la Virgen María en la vida de los fieles.
Una de las principales características de las estampas de la Virgen María es su facilidad de transporte. Al ser de un tamaño reducido, es posible llevarlas en el bolsillo, en la cartera o incluso en el móvil. Esto las convierte en una herramienta muy útil para momentos de peligro espiritual o de tentación. Al ver la imagen de la Madre de Dios, es posible sentir su presencia protectora y su intercesión ante Dios.
Además, las estampas de la Virgen María también pueden ser utilizadas como objeto de veneración y devoción. Al ser bendecidas por un sacerdote, se consideran sacramentales que pueden ayudar a los fieles a acercarse a Dios y a imitar las virtudes de la Madre de Jesús. Muchos católicos colocan estas estampas en lugares especiales de su hogar, como altares o santuarios, como signo de su amor y devoción hacia la Virgen María.
Escapulario Verde
El escapulario verde es un poderoso sacramental entregado a través de Sor Justina Bisqueyburu, una contemporánea de Santa Catalina Labouré, por la Santísima Virgen. Ambas mujeres eran Hijas de la Caridad y Sor Justina fue muy favorecida por la Madre de Dios con varias apariciones. En una de ellas, el 28 de enero de 1840, Sor Justina estaba en su retiro de noviciado en la Capilla del convento orando, cuando tuvo una visión de la Virgen Santísima.
En la visión, la Virgen Santísima apareció con un vestido largo de ceda blanca, con un manto azul claro y sus cabellos caían sobre sus hombros sin estar cubiertos por un velo. Sor Justina notó que las manos de la Virgen estaban cerca de su pecho y sostenían su Inmaculado Corazón, del cual salían llamas resplandecientes. La Virgen no pronunció ningún mensaje en esa ocasión, pero esta misma visión se repitió en cinco ocasiones más durante el curso de su noviciado, en ninguna de las cuales la Virgen habló.
Después de que Sor Justina hiciera su profesión religiosa, la congregación la envió a un pueblo llamado Blangy, donde trabajaría con las Hermanas de su Orden. Durante la fiesta del Nacimiento de la Santísima Virgen María, Sor Justina tuvo otra visión en la que la Virgen se le apareció vistiendo igual que en las anteriores ocasiones, pero esta vez sosteniendo un Escapulario o insignia de alguna clase en su mano izquierda.
A diferencia de otros Escapularios, este tenía un solo cuadrado de tela en lugar de dos y estaba atado con cordones verdes. En él se encontraba una imagen de la Virgen sosteniendo en su mano derecha su Inmaculado Corazón. Al voltear la imagen, la religiosa vio «un Corazón ardiendo con rayos más deslumbrantes que el sol y tan transparente como el cristal».
En una revelación interior durante esta visión, se le dio a conocer a Sor Justina el significado de esta aparición. La visión representaba un nuevo medio para alcanzar gracias: el Escapulario del Inmaculado Corazón, que sería un poderoso instrumento para la conversión de almas, especialmente de aquellas que no tienen Fe. Por medio de él, la Santísima Virgen obtendría para ellos, mediante su Hijo, la gracia de una muerte en gracia de Dios.
La religiosa también se enteró del deseo de la Madre de Dios de que el escapulario fuera propagado por todas partes para que estas gracias particulares lleguen a todas las almas que abracen esta devoción.
TE INVITAMOS A VISITAR NUESTRO CANAL DE YOUTUBE