Abandonarse a la voluntad del Corazón de Jesús:
"Aprended a quedaros y olvidaros con llena resignación en manos de la Providencia del Corazón de Jesús, como una estatua en las manos del escultor, dejando que corte y quite según su deseo". Santa Margarita María Alacoque.
El Sagrado Corazón de Jesús, fuente inagotable de Amor infinito, nos ama tanto que incluso ha dado su vida por nuestra salvación, nos ha dejado ver su deseo que algún día lleguemos todos al Reino de Dios, nos ha enseñado también a querer se haga la Voluntad del Padre y no la nuestra, y ya que nadie va al Padre si no es por el Hijo, debemos permanecer en Cristo Jesús, y ser mansos y humildes como Él.
«Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.» (Juan 15, 4-5)»
Qué mejor manera de permanecer en Jesús, que dejándonos modelar y hacer por Él, dejarle actuar siempre en nuestra vida, que nos lleve a donde desee Su Sagrado Corazón. Con esto no quiero decir que permanezcamos inmóviles esperando a que El Señor haga todo sin nosotros mover un solo dedo, sino ser como «una plumita que se deja llevar por el viento», ya sea por un camino en que disfrutemos el suave aroma de las rosas, o por otro en que solo sintamos sus espinas, decirle siempre sí a Su Voluntad, además hacerlo y aceptarlo todo por amor a tan Adorable Corazón, al cual no podemos hacer otra cosa sino querer amarle, aún con todas nuestras limitaciones, pero esforzándonos cada día más en ajustarnos a Sus santos dictámenes.
Sigamos los sabios consejos de Sus Santos, que son otro de los medios por los cuales nos sigue guiando este Amabilísimo Corazón, «Es necesario que, a par de ser siervo fiel, os decidáis a trabajar con fervor en el servicio de vuestro Maestro, que premiará vuestras obras según los quilates de vuestro amor, único lazo que os unirá a su Corazón«. Santa Margarita María Alacoque.
San Francisco de Sales nos aconseja: «Soportad con toda dulzura las pequeñas ofensas, las ligeras molestias y privaciones que sufrís a diario, pues con todas estas menudas ocasiones, si las aprovecháis con amor y dilección, ganaréis Su Corazón y será todo vuestro«. Este santo de la dulzura dice también que para Dios es más agradable que aceptemos cargar las pequeñas cruces que nos llegan día a día, que las que nosotros mismos nos imponemos según nuestra voluntad, bien es cierto que acoge los sacrificios que hacemos con amor y por amor a Él y a nuestro prójimo, pero es siempre mejor cuando aceptamos de buena gana las cruces que provienen de su Divina Voluntad.
«El Sagrado Corazón te hará un gran santo. Él te santificará a su gusto y no al tuyo. Por eso, déjale hacer«. Santa Margarita María Alacoque.
Para hacer que nuestra voluntad sea una con la Suya, hemos de tener la disposición de querer morir a nosotros mismos, limpiar y vaciar nuestro corazón para que sea el Suyo que reine y obre a través del nuestro, debemos confiar plenamente en Sus Designios, pues no hay mejor lugar para estar que en el cuidado de Sus Amorosas Manos, pidámosle nos conceda la gracia de querer y poder renunciar a nuestros vanos deseos y soltar los miedos que nos detienen e impiden avanzar hacia Él.
Recordemos siempre hacerle la petición: Sagrado Corazón de Jesús, haz mi corazón semejante al Tuyo.
«Consideraos siempre en la oración o fuera de ella, como el discípulo delante de su maestro: Él os enseñará a hacer Su Voluntad por la abnegación de la vuestra propia«. Santa Margarita María Alacoque, a quien El Señor le dijo sería su discípula predilecta.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
Susana Martinez, Guardia de Honor del Sagrado Corazón de SLP, Mexico.
«El Sagrado Corazón te hará un gran santo. Él te santificará a su gusto y no al tuyo. Por eso, déjale hacer«. Santa Margarita María Alacoque.
Recordemos siempre hacerle la petición: Sagrado Corazón de Jesús, haz mi corazón semejante al Tuyo.
Dios sea bendito.
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