¿Qué solicitó San José a Santa Faustina?
En el Diario de Santa Faustina Kowalska, se documentan sus encuentros con San José, en los cuales se incluyen algunas peticiones.
Jesús Misericordioso se manifestó en varias ocasiones a Santa Faustina, pidiéndole que fuese testigo de Su Misericordia y que compartiera este mensaje con el mundo entero. La Virgen María también tuvo un papel destacado en la espiritualidad de la mística polaca, enseñándole a Faustina cómo contemplar al Salvador en su alma y obedecer Su voluntad. Las apariciones de San José son otro aspecto interesante en su biografía.
Los pasajes del Evangelio que mencionan a San José no contienen ninguna palabra pronunciada por él. El Papa Francisco se refiere al protector de la Sagrada Familia como un hombre de «proclamación silenciosa» que escucha a Dios. Aunque ningún evangelista registró palabras de San José, esto no implica que no tuviera nada que expresar.
San Juan Pablo II expuso en su exhortación Redemptoris Custos que el silencio aparente de San José revela su vida interior de una forma única. El Papa Benedicto XVI añadió que su actitud llena de fe impregnaba todas sus acciones.
Santa Faustina experimentó esto de primera mano.
La religiosa vio por primera vez al padre terrenal de Jesús el 2 de febrero de 1936, día en que la Iglesia celebra la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo. La Apóstol de la Divina Misericordia relata esto en su Diario (608):
«Al comenzar la Misa, mi corazón se llenó de un silencio y alegría maravillosos. Fue entonces cuando vi a la Virgen María con el Niño Jesús y a San José detrás de ellos. La Madre Bendita me dijo: ‘Toma mi Tesoro más preciado…’ y me entregó al Niño Jesús. Al tomar al Niño en mis brazos, la Virgen María y San José desaparecieron. Me quedé a solas con el Niño Jesús.»
El segundo encuentro de la mística con San José ocurrió en Navidad de 1936. Ella narra su experiencia de la siguiente manera (846):
«Durante la Misa de Gallo, la presencia de Dios me atravesó hasta el fondo. Instantes antes de la Elevación (de la Hostia) vi a la Madre de Dios, al Niño Jesús y al bondadoso San José.»
El tercer contacto directo de Santa Faustina con San José tuvo lugar el 30 de julio de 1937. Lo describe así (Diario, 1203):
«San José me pidió que mantuviera una devoción constante hacia él. Él mismo me indicó que rezara tres oraciones [el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria] y el Memorare una vez al día. Me miró con gran amabilidad y me hizo saber cuánto respaldaba esta obra. Me prometió su ayuda y protección especiales. Rezo estas oraciones diariamente y siento su protección especial.»
La última visión de San José que la mística registra sucedió el 25 de diciembre de 1937. En su Diario (1442) la religiosa escribe:
«Al llegar a la Misa de Gallo, me sumí en un profundo recogimiento desde el inicio de la Misa, en el cual vi la escena del nacimiento de Belén iluminada intensamente. La Santísima Virgen envolvía a Jesús en pañales, sumida en un profundo amor, mientras San José aún dormía. Solo cuando la Virgen María colocó a Jesús en el pesebre, la luz divina despertó a José, quien también estaba orando.»
San José dormido
El Papa Francisco comentó de manera elocuente la importancia de José durmiendo y rezando durante su discurso a las familias en Manila el 16 de enero de 2015. El Santo Padre expresó:
«Profeso un gran amor por San José, ya que es un hombre de silencio y fortaleza. En mi mesa tengo una imagen de San José durmiendo. ¡Incluso dormido, cuida de la Iglesia! ¡Sí! Sabemos que es capaz de hacerlo. Así que cuando enfrento un problema o dificultad, escribo una pequeña nota y la colocó debajo de San José para que pueda soñar con ella. En otras palabras, le pido que rece por mi problema.»