Comulgar es recibir el cuerpo de Cristo, bajo la especie del pan, en la Santa Misa. Pero hay que tener en cuanto que el deseo de Jesús es entrar dentro de todos y cada uno de nosotros, sin embargo, en algunas ocasiones, por culpa de nuestra no nos es posible recibir el sagrado cuerpo de Cristo en la comunión. Te quiero explicar algunas situaciones en las que no podemos comulgar:
- He cometido pecado mortal.
El pecado mortal es una desobediencia grave a la Ley de Dios. Por ejemplo, no asistir a misa el domingo constituye un pecado grave. Si estamos en pecado mortal, por no haber ido a la misa dominical o por cualquier otro motivo, antes de poder comulgar debemos de acercarnos al sacramento de la confesión y pedir perdón de nuestros pecados. En estado de gracia ya podemos comulgar.
- No estoy bautizado.
Si no estas bautizado tampoco puedes recibir el cuerpo de Cristo en la Santa Misa. El Bautismo nos quita el pecado original, nos hace Hijos de Dios, nos hace miembros de la Iglesia católica e infunde en nuestras almas las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. Nos infunde el bautismo la fe que necesitamos para creer realmente que en la eucaristía esta Jesús.
- Vivo en una situación de pecado.
Si vives en una situación de pecado, es decir, que vives en pecado, por ejemplo porque convives con un hombre o una mujer sin estar casado, y no tienes intención de cambiar de situación, no puedes acercarte a los sacramentos, y evidentemente tampoco podemos acercarnos al sacramento de la eucaristía.
- No he respetado el ayuno eucarístico
Si no respetas el ayuno eucarístico tampoco puedes comulgar. Una hora antes de comulgar no puedes comer, ni beber nada. El agua no rompe este ayuno, y las medicinas tampoco.
- No sé a quien recibo
Si no sabes que recibes a Cristo al comulgar, tampoco puedes acercarte al altar para el momento de comulgar.
Aquí te presente estos cinco puntos muy básicos sobre esta cuestión que debes tener muy presente, pues son muchos los que han convertido la misa en un espectáculo, y creen que cualquiera en cualquier situación puede acercarse a comulgar, y esto no es así. Insisto en que Cristo desea entrar dentro de cada uno de nosotros pero desea hacerlo de la forma correcta. ¿Porqué no se lo ponemos fácil al Señor para que pueda entrar dentro de nuestra alma?