• 23/01/2025

Ataques del demonio: La valentía de Don Bosco ante los ataques del enemigo

Los ataques del demonio y san Juan Bosco

Ataques del demonio. San Juan Bosco

Don Bosco es considerado padre y maestro de la juventud. Su obra y legado son innumerables, y entre ellos se destaca su lucha frontal contra el diablo y los consejos que dio a los jóvenes para espantarlo.

En las Memorias Biográficas, obra en la que los salesianos recopilaron la vida y obra de Don Bosco, se narra cómo el santo se enfrentó al demonio, quien lo molestaba por las noches. Cuando ya era sacerdote y estaba iniciando su obra por los jóvenes, Don Bosco solía escuchar ruidos extraños en el techo al irse a acostar, como si pesadas piedras estuvieran rodando sobre la madera. Al principio, pensó que eran ratas y puso trampas, pero al subir por la mañana encontraba todo igual.

Entonces habló con San José Cafasso, su confesor y actual patrono de las cárceles italianas, quien le aconsejó rociar agua bendita en el desván, pero los endiablados ruidos permanecían. A pesar de que Don Bosco decidió cambiarse de habitación, los ruidos persistentes continuaron sin darle tregua. La situación se agravó y comenzó a adelgazar y peligrar su salud por no poder dormir.

Los ataques del demonio y San Juan Bosco

Su madre, la actual Venerable Mamá Margarita, también intentaba ayudar a Don Bosco y entraba a su habitación mirando hacia el techo y gritando: «¡Feas bestias, dejad en paz a Don Bosco, acabad de una vez!». Ante la constante perturbación que sufría por los ruidos en su habitación, Don Bosco tomó una decisión drástica. Ordenó que abrieran un hueco en el techo y colocaran una escalera para que pudiera subir rápidamente al escuchar cualquier ruido.

Con esto, buscaba hacer frente al enemigo y espantar cualquier manifestación demoníaca que pudiera estar afectándolo. Esta muestra de valentía y determinación refleja el compromiso de Don Bosco con su fe y su dedicación a la lucha contra el mal. Fue así como cuando los infernales sonidos comenzaron, el santo subió de inmediato y se encontró cara a cara con el demonio.

Ante la presencia del demonio en su habitación, Don Bosco actuó con rapidez y valentía. Sin dudarlo, tomó un cuadro de la Virgen María y lo colocó en la pared del desván, rogando a la Madre de Dios que lo liberara de esa perturbación. A partir de ese momento, los ruidos cesaron por completo.

Don Bosco también contó que en su vida experimentó ataques del enemigo en diversas formas, como el oír voces que lo ensordecían, recibir un soplo como de huracán, los papeles que se caían por sí solos, los libros desordenados, e incluso el demonio escondiendo sus «Lecturas Católicas» en otra habitación. A pesar de estas dificultades, Don Bosco siempre encontraba una manera de resistir y espantar al diablo, aferrándose a su fe y a la protección de la Virgen María.

Pero a pesar de estas luchas, Don Bosco dejó valiosos consejos para espantar al diablo y resistir sus asaltos. Recomendaba hacer bien la señal de la cruz y usar agua bendita, ya que la señal de la cruz aleja al demonio por un momento, pero la señal de la cruz con agua bendita lo aleja por mucho más tiempo.

Don Bosco impartía sabios consejos a los jóvenes para que pudieran espantar al demonio y resistir sus asaltos. Don Bosco solía enseñar a sus jóvenes que no había nada que el diablo temiera más que dos cosas: la Comunión bien hecha y las visitas a Jesús sacramentado. Estas prácticas espirituales eran fundamentales para fortalecer la fe y resistir las tentaciones del enemigo. Don Bosco sabía que la cercanía con Jesús y la participación activa en la vida sacramental eran claves para mantenerse firmes en la lucha contra el mal. Por ello, recomendaba a sus jóvenes que hicieran de estas prácticas una parte fundamental de su vida espiritual.

Explicaba que si querían recibir muchas gracias del Señor, debían visitarlo con frecuencia, y que si querían vencer al demonio, debían refugiarse a menudo en los pies de Jesús.

Para Don Bosco, la visita a Jesús sacramentado era un medio esencial para vencer al demonio y fortalecer la fe. Les instaba a sus jóvenes a no tenerle miedo al enemigo y a resistir sus asaltos, y les recordaba que Jesús siempre estaría ahí para protegerlos. De esta manera, Don Bosco dejó un legado espiritual invaluable que sigue inspirando a muchos a enfrentar los desafíos de la vida con fortaleza y confianza en Dios.

Los ataques del demonio y San Juan Bosco

OTROS ARTÍCULOS QUE TE PUEDEN INTERESAR:

Ataques del demonio: las 4 formas en que el demonio actúa

Ataques del demonio: 3 consejos de un exorcista para protegerse de las asechanzas del demonio

Ataques del Demonio: 5 santos que combatieron contra el demonio