Avanzando hacia el sagrado Corazón de Jesús
«Jesús, un amigo en quien confiar»
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío…
¿A cuántos de nosotros nos gusta hacer esta jaculatoria con cierta frecuencia; o incluso, hacer la coronilla de la confianza? Sabemos que, a Jesús, le gusta que confiemos en él y puesto que, Él sabe lo que es mejor para nosotros, desea ayudarnos en todo momento; pero pareciera ser que Él confía más en nosotros, que lo que estas pequeñas creaturas en Él. Aunque nosotros con mucha seguridad le digamos: «nosotros hemos creído que Tú eres el hijo de Dios» , «Jesús, en Ti confío» …etc. dejamos ver que tenemos ciertas reservas, y en algún momento pueda sucedernos como le pasó a Pedro cuando iba con los discípulos en la barca, y al verle caminar sobre el mar se asustaron, Jesús les habló y animó diciendo que era él, que no temieran, Pedro le respondió que sí era Él le mandara ir donde Él sobre las aguas.
<<¡Ven!>>, le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó <<¡Señor, sálvame!>> Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: <<Hombre de poca fe, ¿Por qué dudaste?>> Subieron a la barca y amainó el viento. Mt 14, 29-32
A lo largo de nuestro camino, nos encontraremos con algunas pruebas que serán para dejar todo aquello que nos impida avanzar hacia El Señor, y muchas veces quizá dudemos si podremos superarlas, pensemos que no lo logremos y nos dé miedo continuar, nos detengamos y hasta podamos comenzar a hundirnos; pero, si bien es cierto que, nosotros con nuestras propias fuerzas nada podemos, ¡todo, con Cristo que nos fortalece! entonces, pidamos Su auxilio cuando sintamos que ya no podamos, además, hemos de tener algo muy presente siempre: ¿Qué acaso Dios no nos da cuando mucho, justo la carga que sabe podremos llevar? Él conoce bien nuestras limitaciones, nos acepta, guía y acompaña así, en nuestro caminar, formándonos poco a poco; confiadamente nos asigna algunas tareas, y nos ofrece lo que necesitemos según el camino que vayamos recorriendo. Así como las mamás pajarillas no dan un gusanito completo a sus recién nacidos pichones, Nuestro Señor que es todo Amor, y procura siempre el bien de nuestras almas, nunca nos dará algo que no podamos digerir.
Jesús, es el Amigo fiel, está siempre disponible para nosotros las 24 horas del día, los 365 días del año; aún si hemos sido fríos con él, aún si no hemos sabido corresponderle todo ese amor que nos da, o que incluso a veces rechazamos, aún si -apenas tenemos- un poco de tiempo para dedicarle; Su amor para con nosotros es tan grande que a pesar de todas nuestras Ingratitudes hacia él, al primer grito desesperado que hagamos: «¡Señor sálvame!», ahí está para tendernos la mano, dispuesto a salvarnos, y sacarnos de las aguas más turbulentas. ¡Qué gran amigo es Jesús! ¿Cierto? Justo es, que correspondamos Amor con amor, que así como Él nos acompaña en todo momento, lo hagamos también nosotros; y sobretodo, le dirijamos a nuestro Amigo, unos momentos de oración y consolación por aquel abandono que sintió en el huerto de Getsemaní, acompañémosle en Su agonía de la Pasión. Permanezcamos al pie de la Cruz, estemos, en las buenas y en las malas; agradezcámosle por todo cuando nos ha dado y sobre todo, confiemos plenamente en Él.
Digámosle: «¡Sí Señor, yo confío en Ti!» y en Él, pongamos toda nuestra confianza, ¡Dejémosle hacer! Hay que dejarnos moldear a su gusto, que obre en nosotros lo que quiera, como quiera y cuando quiera; de modo que como San Pablo digamos:
«Y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.» (Gálatas 2, 20).
En realidad no es mucho lo que nos toca hacer: amar, confiar y perseverar.
-Amarle, para querer ir hacia Él
-Confiar, para hacer todo lo que nos pida y sin titubear, ¡incluso caminar sobre el mar!
-Perseverar, para seguir caminando hacia Él a pesar de los violentos vientos que nos hagan titubear
Seamos también sus amigos fieles y de mucha fe, y así, con toda firmeza, amor y convicción podamos decirle:
Sagrado Corazón de Jesús, Perdónanos y se Nuestro Rey
(Esta jaculatoria goza de indulgencia plenaria una vez al mes)
Artículo escrito por Susana Martinez. GdH de SLP. Mexico.