• 12/12/2024

Bienaventuranzas de San Simeón el nuevo teólogo

 Bienventurados y felices los que recibieron a Cristo, la Luz increada que vino de las oscuridad de ellos, porque ellos se han convertido en Hijos de la Luz increada y del Día.

Bienventurados y felices los que saborean al Inefable con la boca de su nus (espíritu del corazón), porque ellos se encuentran en el Día, y allí caminarán con Belleza y sus vidas no perderán nunca la Alegría.

Bienventurados y felices los que continuamente viven en la Luz increada de Cristo, porque ellos ahora y en los siglos de los siglos serán hermanos y coherederos de Él.

Bienventurados los que encendieron la Luz increada en sus corazones y lo mantuvieron inapagable, ellos en la salida de esta vida encontrarán al Novio, junto a Él entrarán también al cuarto Nupcial llevando Velas.

Bienventurados y felices los que por todo esto nada dudan o no creen que están equivocados, porque ellos aunque de todo esto no tienen, que yo no lo deseo, pero es seguro que correrán para adquirir todo esto.

Bienventurados los que se alumbran con la divina Luz increada, porque ellos ven su enfermedad y la fealdad de sus psiques y así  llorarán ríos de lágrimas para limpiarla y sanarla perfectamente.

Bienventurados y felices los que continuamente tienen el ojo espiritual abierto y con cada oración ven bien la Luz increada y hablan junto con Él boca a boca, porque ellos son equivalentes a los ángeles o quizás es atrevido decirlo, son superiores a los ángeles y lo mismo serán en la otra vida. Porque los ángeles alaban, en cambio ellos conversan. Y si se han hecho así y continuamente se hacen, ya desde ahora en esta vida que están apretados de la corrupción de la carne, ¿cómo serán después de la Resurrección? ¿Cómo serán ellos cuando tomen el cuerpo espiritual e incorruptible? De todos modos, no sólo equivalentes a los ángeles, sino con el Señor de los ángeles, tal como dice san Juan: “conocemos que cuando se manifestará seremos como Aquel”.

Bienventurado y feliz el que ha visto la Luz increada del mundo tomar Forma en su interior, porque éste, como un feto teniendo a Cristo, será considerado como Su Madre, tal como lo dijo Él mismo que no es mentiroso: “Madre mía, hermanos y amigos míos son ellos”.

San Simeon el nuevo Teólogo

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