Blog del Sagrado Corazón de Jesús: Corazón Sacerdotal
Corazón Sacerdotal Por: GDH Taide Leticia Martínez Montiel Hermanos: Durante la antigua alianza hubo muchos sacerdotes, porque la muerte les impedía permanecer en su oficio. En cambio, Jesús tiene un sacerdocio eterno, porque él permanece para siempre. De ahí que sea capaz de salvar, para siempre, a los que por su medio se acercan a Dios, ya que vive eternamente para interceder por nosotros. Ciertamente que un sumo sacerdote como éste era lo que nos convenía: santo, inocente, inmaculado, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos; que no necesita, como los demás sacerdotes, ofrecer diariamente víctimas, primero por sus pecados y después por los del pueblo, porque esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque los sacerdotes constituidos por la ley eran hombres llenos de fragilidades; pero el sacerdote constituido por las palabras del juramento posterior a la ley, es el Hijo eternamente perfecto (Heb 7, 23-28).
Esta cita es la suma de lo que significó el sacerdocio en la Antigua Alianza y el Sacerdocio único y perfecto de Cristo Nuestro Señor, es el antes y después de la encarnación, Pasión y muerte del Cordero Inmaculado, es decir “sin mancha, sin pecado”, el Cordero perfecto.
Desde antes de la encarnación de Nuestro Señor Jesús ya Dios Padre (Yahvé) había asignado sacerdotes a una porción especial y constituida por él: “serás para mí un reino de sacerdotes y una nación santa” (Ex 19, 6). Y nos explica el catecismo al respecto en su numeral 1539: “Pero dentro del pueblo de Israel, Dios escogió una de las doce tribus, la de Leví, para el servicio litúrgico; Dios mismo es la parte de su herencia. Un rito propio consagró los orígenes del sacerdocio de la Antigua Alianza. En ella los sacerdotes fueron establecidos ‘para intervenir en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados (Heb. 5, 1)”. Esta es la explicación del sacerdocio en cuanto a la Antigua Alianza, constituida por Dios mismo, y ahí podemos nombrar algunos sacerdotes: Melquisedec, Aarón y Zacarías.
Nos explica la Curia Romana: “Y con los primeros fulgores de la Revelación divina aparece la misteriosa y venerable figura de Melquisedec (Cf. Gn 14,18), sacerdote y rey, a quien el autor de la Carta a los Hebreos ve como figura de Jesucristo (Cf. Hb 5,10; 6,20; 7, 1-11, 15)”, sobre todo porque los Padres de la Iglesia ven en el pan y vino que presentó – y además bendijo este sacerdote de Dios Altísimo – una figura del sacrificio eucarístico. Ahora recordemos a Aarón sacerdote constituido por Dios, no tenía comunicación directa con él, los mensajes se los daba por medio de Moisés que era el hombre más humilde sobre la faz de la tierra (Cf. Nm 12, 3), Aarón fue el que cayó en infidelidad a Dios al construir aquel becerro de oro cuando Moisés subió al monte para recibir los diez mandamientos, pecado horrible al caer en idolatría, y que Moisés rogó a Dios por el perdón de tan grave pecado del pueblo.
También recordamos al sacerdote Zacarías esposo de Isabel, que era prima de nuestra Santísima Virgen María y además era descendiente de Aarón, ellos fueron los padres de San Juan Bautista, Zacarías quedó mudo por no creer en el mensaje dado por el ángel del Señor – Gabriel – al recibir de él la buena noticia de que su esposa anciana y estéril estaba embarazada, y daría a luz ni más ni menos que a San Juan Bautista quien prepararía el camino de nuestro Señor Jesús, Dios Padre – Yahvé – como siempre misericordioso le regresa el habla a Zacarías una vez ya cumplido el mensaje y el día de la circuncisión de San Juan Bautista que debía dar el nombre elegido por Dios para él (Cf. Lc 1, 5-23; 59-64).
En esta ocasión intento reflexionar un poco entre los sacerdotes de la antigua alianza, el sacerdocio real de Cristo Jesús, y el sacerdocio ministerial de nuestros ahora sacerdotes, sin dejar a un lado los sacerdotes que ya gozan del Eterno descanso, es decir los sacerdotes Santos; pero trataré, con el auxilio de Dios reflexionarlo, desde el Corazón de Jesús, desde su Corazón Sacerdotal, y el corazón del sacerdote.
Todos conocemos ya un poco más de la Institución del Sacerdocio y la Eucaristía del Jueves Santo, pues son momentos esenciales para nosotros cristianos, es parte fundamental y culmen de nuestra fe; recordando un poco sobre ello, el día de la Pascua Judía los Apóstoles y nuestro Señor también lo festejaron, pero más perfectamente, pues aquella figura del “cordero sin defecto” en esa noche santa de aquel Jueves se llevó a cabo la nueva pascua, la nueva alianza, aquel rito de la Antigua Alianza donde ofrecían el cordero, ahora Jesús lo hace según el rito de Melquisedec, y Jesús Sacerdote Eterno ahora también es la víctima que ofrece en sacrificio al Padre pero de una manera perfecta y santa hecha por Dios mismo: ofreciendo el pan y el vino, pero este pan y este vino, son por poder del Espíritu Santo ahora su cuerpo y su sangre. Nos lo explica la carta a los Hebreos que hoy reflexionamos de una manera bellísima: Ciertamente que un sumo sacerdote como éste era lo que nos convenía: santo, inocente, inmaculado, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos; que no necesita, como los demás sacerdotes, ofrecer diariamente víctimas, primero por sus pecados y después por los del pueblo, porque esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque los sacerdotes constituidos por la ley eran hombres llenos de fragilidades; pero el sacerdote constituido por las palabras del juramento posterior a la ley, es el Hijo eternamente perfecto (Heb 7, 23-28).
Hablábamos ya de Aarón como no tenía un contacto directo con Dios, hablaba por medio de Moisés, el sacerdote solamente ofrecía el sacrificio, ofrendas y otros ritos, la Curia Romana nos dice que la comunicación del sacerdote en nuestro tiempo nos lo explica San Pablo y lo resumirá con frase lapidaria la dignidad y las funciones del sacerdocio ministerial cristiano : «Que los hombres nos consideren como ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios» (1Co 4,1), es decir tienen trato directo con Dios, son el puente entre los hombres y Dios mismo, el sacrificio lo hizo ya Jesús de una sola vez y para siempre, y son los dispensadores de los misterios de Dios: la Santa Misa, la Eucaristía, los Sacramentos y toda la riqueza que con ello conlleva, es una maravilla el Sacerdocio instituido por Dios en su Hijo Jesús, y Jesús mismo a los Apóstoles, nuestros sacerdotes.
Jesús Sacerdote perfecto, inmaculado, sin mancha de pecado, verdadero Dios y verdadero hombre dos realidades completas asumidas por Él como Dios y encarnado en hombre, ¿Cómo no ha de ser mayormente comprensivo, paciente, misericordioso, tierno, siendo que conoce la misma fragilidad humana?, si Dios Padre por su gran misericordia comprendía, amaba y perdonaba al hombre y a sus sacerdotes de la Antigua Alianza, mayormente el Hijo que se encarnó y compartió la fragilidad del hombre. Recordando a san Pedro, recordando su amor por Jesús, pero también su fragilidad, recordemos su triple negación, y ¿saben que hizo el Corazón Sacerdotal de Jesús?, oró por él, porque lo amaba, porque sabía que satanás había pedido permiso de tentarlos fuertemente a él y a los demás discípulos (Cf. Lc 22, 31-34) y después de aquel trago amargo para todos los discípulos, ya resucitado nuestro Señor y volvió a ver a Pedro ¿Se lo reprochó? ¡Noo!, lo sanó con amor, ni un solo reproche, lo sanó cuando le preguntó tres veces si lo amaba, una respuesta de su amor, por cada una de las negaciones de Pedro, ese es el vínculo de amor entre Jesús y San Pedro en esta situación: el amor, el perdón, la paciencia, la comprensión; porque aún con todo esto, Jesús mismo le confió a su Iglesia, sí conociendo su amor y sus debilidades, así se la confió. Ese es el Corazón Sacerdotal, el Corazón Sagrado que hemos de imitar, los sacerdotes y nosotros que somos un pueblo sacerdotal que Cristo ganó para Dios Padre.
El santo Cura de Ars, Patrono de los Sacerdotes tenía una frase que hace poco le aprendí, y fue por medio de un sacerdote que la conocí: “El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús”, ahí encontramos la perfección, pero no olvidemos que la perfección completa solamente la encontramos en Jesús Sacerdote perfecto, grandes santos conocemos como el Santo Cura de Ars que ofrecía ayunos por el perdón de los pecadores, su manera de predicar directa y clara logró muchas conversiones, San Francisco de Sales con la dulzura hacia todos y domando su propio carácter pero de un gran amor a todos nosotros pecadores, enamorado por llevar a las almas por el camino de la perfección cristiana cada quien desde su deber de estado; San Pio de Pietrelcina directo y duro para que las personas recapacitaran por su pecado pero de gran amor hacía la Eucaristía y hacía los hombres preocupado por la salvación de las almas, todos de gran santidad, pero de perfección solamente Jesús, nuestro maestro, nuestro modelo a seguir, tanto para sacerdotes como nosotros los seglares.
Finalizo con una exhortación para todos nosotros, cuidemos a nuestros sacerdotes, recordemos que todos somos “vasijas de barro con un tesoro dentro” (Cf. 2 Co 4, 7), vasijas por nuestra fragilidad humana, el tesoro es la gracia de Dios que deposita en nosotros, nadie es perfecto más que Jesús, seamos comprensivos con nuestros sacerdotes, si ni Jesús mismo los juzga, todos hemos de pedir perdón por nuestros pecados en la confesión, ellos y nosotros seglares eso sí, pero a todos nos ama, nos perdona y nos tiene paciencia, ¿Te gustaría conocer más del Corazón de Jesús? Lee el Evangelio acércate a Él y conoce el trato que tuvo con sus apóstoles y así seremos más comprensivos y apoyaremos más a nuestros sacerdotes en lugar de juzgarlos. Ayudémosles con su cruz, seamos verdaderos cirineos, como dice un sacerdote que me es muy querido: “por el Evangelio, por Jesús y por la Iglesia vale pena”.
¡Jesús manso y humilde de Corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo!