• 08/02/2025

Blog del Sagrado Corazón de Jesús: La devoción al sagrado Corazón de Jesús via segura de perfección

LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS,  VÍA SEGURA PARA LA PERFECCIÓN.

 La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, es un medio por el cual, como bien dice el P. Pedro Peñalosa, (quien tradujo del Francés al español, el libro de P. Croiset   llamado LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS), «Los  buenos se hacen mejores, y los malos se hacen buenos», además,  Jesús mismo ha dicho en una de sus promesas para quienes se consagren a su Amor y propaguen  esta espiritualidad: «Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a la más alta perfección.» (En uno de los primeros  artículos del blog, pueden ver las 12 promesas).

   Jesús a lo largo de los años, ha elegido a algunos Santos para dejarles ver lo que hay en su Corazón, pero no fue sino hasta el siglo XVII, en Francia, que era cuando había mucha herejía, y el Jansenismo alejaba a todos de la Eucaristía, éstos jansenistas dañaron mucho al Corazón de Jesús, puesto que decían que para acercarse a Dios tenían que ser perfectos, y por esta razón nadie quería acercarse a Jesús, de alguna manera hacían que los fieles le tuvieran miedo, y por pensar que nadie era digno de recibir a nuestro Señor en la Eucaristía, debido a nuestras imperfecciones, casi nadie o muchas veces, nadie, comulgaba. Fue entonces que en medio de todas estas herejías y frialdades del hombre hacia Nuestro Señor, Él eligió a Santa Margarita, para revelarle todos los tesoros de su Sacratísimo Corazón,  le hizo leer en El, el libro de la vida, donde se contiene la ciencia del amor.

Yo te alabo, Padre, señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a gente sencilla. (Mt. 11, 25)

Santa Margarita María Alacoque, monja de la Visitación de Santa María, apóstol predilecta del Señor, quien dispuso de ella para dar a conocer la devoción de su Sagrado Corazón, ya que Él, amando tanto a los hombres, no recibía de estos sino desprecios, le dice a la Santa: * <<Mi Corazón está tan apasionado de amor por los hombres… que no pudiendo ya contener en sí mismo las llamas de su ardiente caridad, le es preciso comunicarlas por tu medio…>> 

<<Deseo ardientemente ser amado y conocido>>.

 Santa Margarita recomienda mucho la visita al Santísimo Sacramento, y fue precisamente en estas visitas, que Nuestro Señor se le manifestaba, y le hacía revelaciones, pero, es en la gran revelación que Él, le pide sea dedicado el primer viernes después de la octava del Santísimo Sacramento, a una fiesta particular para honrar su Sagrado Corazón, comulgando en ese día y reparando su honor. La misma Santa le decía a su director espiritual P. Croiset, que no sabía que hubiera otro ejercicio de devoción más propio para elevar  en poco tiempo el alma a la más alta perfección. Esta espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús, tiene muchas riquezas, muchos méritos, pero más que el inmenso bien que hace a nuestras almas, que nuestro objetivo principal sea  saber responder al llamado de amor que nos hace Jesús. 

   En esta devoción, hemos de vaciarnos de nosotros mismos, llenarnos del Señor, abandonarnos a su divina Voluntad, confiar plenamente y conformarnos a Él, aprendiendo de su mansedumbre y humildad de corazón, reconociéndo su verdadera Presencia en el Santísimo Sacramento del altar, comulgándole con frecuencia, visitándole y adorándole,  pero  sobre todo, amándole; y qué mejor manera de mostrarle amor que  consagrándonos a su Sagrado Corazón, y entregarle todo nuestro ser, nuestras penas, alegrías, salud, enfermedad, ¡Todo! y consolarle por todos aquellos que le desprecian, amarle por todos los que no le aman, reparar por todos los que lo ofenden… ¿¡Cómo no llegar a la perfección si dejamos que sea Él quien obre en nosotros!? Y que así como fue siempre obediente al Padre, lo seamos también nosotros. Debemos tomar seriamente esta espiritualidad, pues no es «cualquier» devoción, es comprometernos verdaderamente con Dios Hijo, es más que leer oraciones y rezar, es  que se vea reflejado en nuestras obras, que es Jesús quien vive en nosotros, y a quien pertenecemos,  es decidir firmemente que queremos ir por un camino de santidad, y hacer todo por lograrlo, porque además todos somos llamados a ser santos.

 Pero, ¿Y si he llevado una vida de pecado? ¿Y sí estoy en pecado mortal y quiero llevar esta espiritualidad? ¿Es una devoción solamente para «almas perfectas»? 

«¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en la estepa y va a buscar a la que se perdió, hasta que la encuentra?  Y cuando la encuentra, se la pone muy contento sobre los hombros. Luego al llegar a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.’ Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión». (Lc 15, 4-7)

  Quizá tú, o yo, seamos esa pequeña ovejuela que Nuestro Buen Pastor, ha salido a buscar, y lleve consigo de regreso al redil sobre sus hombros; si el pensar que somos «indignos» para llevar a cabo esta espiritualidad, y dar amor al Amor mismo, no tomemos actitud Jansenista alejándonos de Jesús, no, al contrario, conociendo su inmenso amor para con nosotros, y que su misericordia es más grande que cualquier pecado que hayamos cometido, hagamos un exhaustivo examen de conciencia guiándonos en los 10 mandamientos de la ley de Dios, acerquémonos con un corazón contrito al Sacramento de la reconciliación, si se puede decir al sacerdote que es una confesión general mejor, así probablemente pueda dar cita un día para tener el tiempo necesario,  después de esta buena confesión, y cumplir con la penitencia que nos fuera impuesta, tengamos el firme propósito de salir de nuestra situación de pecado, y no pecar más, ten confianza en el Señor, y pide la fortaleza para no sucumbir ante las ocasiones de pecar, antes bien, huye de ellas.

Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, dijeron a los discípulos: <<¿Es que come con los publicanos y pecadores?>> Al oír esto Jesús, les dijo: <<No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.>> (Mc 2, 16-17)

Y ya que Jesús, nos llama a los pecadores, pero, para volvernos justos; sigámosle, amémosle y dejémonos amar, dejémonos purificar en el fuego de su Amor, ayudemos también al hermano que quiere dejar de ofender al Señor, y seguir esta tan bella espiritualidad de responder al Amor con amor,  dejemos de ser aquellos de quién recibe ingratitudes, y seamos aquellos que estemos siempre dispuestos a amarle, a hacerle amar, y darlo a conocer, seamos como esas personas que, cuando alguien nos lastima,  llegan y nos confortan, eso no quita el daño que nos han hecho, pero sin duda nos hacen sentir mejor, queridos y muchas veces hasta nos hacen sonreír y dejar de lado la tristeza, así, hagamos sentir a Nuestro amado y buen Jesús, que nosotros vamos a estar ahí para Él, visitándole en la Eucaristía, confortándole;  y  para dar amor a su Sagrado Corazón, cuando otros le hieren.

   Recapitulemos, sacar el pecado de nuestras vidas, amarle mucho, confortarle, disfrutar Su compañía en la Eucaristía al comulgarlo y al contemplarlo, dejarnos rehacer, y amar por Él, y aparte de todo, ¡Todavía nos premia concediéndonos muchas gracias a quienes le amemos! Cuando el premio ha sido ya, que Él nos amó primero.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.

  Dios sea bendito.

 * Del libro «Amar al Amor», Santa Margarita María de Alacoque. pág.7

Artículo escrito por Susana Martinez. GdH de SLP. Mexico.

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