Cardenal Müller: Los cardenales deben considerar el mundo «anti-cristiano» al elegir un nuevo Papa
En un contexto de crecientes desafíos para la Iglesia Católica, el cardenal Gerhard Müller ha advertido al Colegio Cardenalicio sobre la necesidad de reflexionar profundamente sobre el mundo «post-cristiano» o «anti-cristiano» al momento de elegir al próximo Papa. En una reciente entrevista con LifeSiteNews, Müller destacó que el nuevo pontífice debe ser un auténtico sucesor de San Pedro que defienda con firmeza las enseñanzas de Cristo, sin ceder a las presiones ideológicas o políticas del mundo moderno.
Un mundo hostil a los valores cristianos
El cardenal Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, subrayó que la Iglesia enfrenta hoy un mundo marcado por influencias que socavan sus principios fundamentales. Mencionó específicamente el avance del marxismo, las ideologías de género, el transhumanismo y las agendas climáticas radicales como amenazas a la fe cristiana.
Además, Müller expresó su preocupación por el poder de organizaciones globalistas como la Open Society Foundations, fundada por George Soros, y los Rockefeller, a quienes acusó de promover una agenda anti-cristiana. También hizo referencia a las ideas del filósofo Yuval Noah Harari, a quien describió como un «profeta» de una visión del mundo que rechaza la fe y la creación divina.
En este sentido, el cardenal instó a los miembros del Colegio Cardenalicio a no dejarse influenciar por los medios de comunicación o por agendas políticas al elegir al próximo Papa. «No necesitamos un Papa que sea un mero comunicador o que se ajuste a las expectativas mediáticas», afirmó con contundencia.
La misión del Papa: Ser el sucesor de San Pedro
En su análisis, Müller insistió en que el nuevo pontífice no debe ser elegido con base en su nacionalidad o en su afinidad con el Papa anterior. «Cada Papa es sucesor de San Pedro, no de su predecesor», aclaró. Destacó que la verdadera misión del Papa es confirmar a los fieles en la fe y ser el pastor de la Iglesia universal, como lo indicó Jesucristo al apóstol Pedro.
Según el cardenal, este principio es fundamental para evitar que la Iglesia se convierta en una institución más preocupada por satisfacer las expectativas del mundo que por preservar la verdad revelada. «Un Papa debe estar anclado en la enseñanza de Jesucristo, no en ideologías temporales o presiones externas», enfatizó.
Müller también advirtió contra la idea de buscar un Papa con base en criterios superficiales, como el deseo de tener un pontífice africano, italiano o de cualquier otra región. «Estos criterios son irrelevantes frente a la misión divina del papado», afirmó.
El peligro de un papado autocrático
El cardenal Müller subrayó que, aunque el Papa posee una autoridad suprema dentro de la Iglesia, esta no es absoluta ni autocrática. Recordó que el Papa debe gobernar en comunión con el Colegio de Cardenales y con los obispos para garantizar una correcta interpretación y aplicación de la doctrina.
Para ilustrar este punto, citó ejemplos históricos de decisiones erróneas tomadas por papas bajo presión política. Mencionó la disolución de la Orden de los Templarios en el siglo XIV por orden del Papa Clemente V, influenciado por el rey Felipe IV de Francia, como un caso emblemático de cómo el poder secular puede distorsionar la misión de la Iglesia.
«El Papa no es un oráculo infalible en todo lo que dice o hace. Su autoridad está limitada por la verdad revelada en Jesucristo», explicó Müller. Por lo tanto, abogó por un modelo de liderazgo papal que valore el consejo y la colegialidad, evitando decisiones unilaterales que puedan dañar la unidad de la Iglesia.
El verdadero centro del papado: Cristo
En su reflexión, Müller enfatizó que el único fundamento auténtico del papado es Jesucristo. «La misión del Papa no es crear una nueva doctrina, sino custodiar y proclamar la fe transmitida por los apóstoles», señaló.
Criticó la tendencia a dividir a la Iglesia en categorías políticas como «progresistas» y «conservadores», advirtiendo que esta mentalidad distorsiona la verdadera naturaleza de la fe. «La unidad de la Iglesia no es como la de un partido político, basada en compromisos humanos. Es una unidad en la verdad y la gracia de Dios», afirmó.
Para Müller, el próximo Papa debe recordar que su deber principal es proclamar a Jesucristo como el Salvador del mundo, tal como lo hizo San Pedro en el día de Pentecostés. «El Papa es el principio visible de la unidad de la Iglesia, pero esta unidad debe reflejar la unidad trinitaria de Dios», concluyó.
Conclusión: Un llamado a la fidelidad
En un momento crítico para la Iglesia y el mundo, el cardenal Müller ha lanzado un llamado claro a los cardenales: elegir un Papa que sea fiel a la misión de San Pedro y a las enseñanzas de Cristo. Más allá de las presiones políticas o mediáticas, el próximo pontífice debe ser un defensor inquebrantable de la fe, capaz de guiar a la Iglesia en medio de los desafíos del mundo moderno.
Con su advertencia, Müller recuerda que el liderazgo papal no se trata de modernizar la Iglesia según las tendencias del momento, sino de preservar y transmitir la verdad eterna del Evangelio. Es un mensaje que resuena con fuerza en tiempos de confusión y que subraya la necesidad de un Papa que permanezca firme en la fe, incluso frente a un mundo cada vez más hostil al cristianismo.
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