El Lunes Santo es el primer lunes de la Semana Santa y es un día especial para reflexionar sobre la unción del perfume Espíritu Santo en nuestras vidas. En este día, podemos acercarnos a Dios con humildad y ofrecerle lo mejor que tenemos para adorarlo. La oración del Lunes Santo es una forma de hacerlo y en este artículo te mostraremos cómo rezarla y descubrir el perfume que Dios desea.
¿Qué significa el Lunes Santo?
El Lunes Santo es el primer día de la Semana Santa que ocurre inmediatamente después del Domingo de Ramos, cuando Jesús entró triunfalmente en Jerusalén como Rey de reyes. En este día, reflexionamos sobre la unción del perfume Espíritu Santo en nuestras vidas y cómo podemos presentar lo mejor de nosotros a Dios.
¿Qué es la oración del Lunes Santo?
La oración del Lunes Santo es una forma de presentarle a Dios nuestras oraciones y adoración. Es una manera de presentarle lo más valioso que tenemos, lo que hemos atesorado con devoción para ofrecérselo a Él. A través de esta oración, pedimos humildad al Señor y reconocemos nuestra pequeñez, pero abriéndonos a su misericordia.
Descubre el perfume que Dios desea
Cuando ofrecemos este perfume a Dios, estamos presentando lo mejor de nosotros, aquello que hemos guardado con especial devoción para Él. Este perfume representa nuestras virtudes, esfuerzos, obras y servicio a los demás, lo que es agradable a sus ojos. Es nuestra forma de agradecerle por concedernos el don de la vida y del amor. En la lectura del Evangelio de Juan 12,3, María de Betania ungió los pies de Jesús con un perfume de nardo puro de mucho precio, y este acto de adoración nos muestra cómo podemos presentar nuestro perfume a Dios.
¿Cómo rezar la oración del Lunes Santo?
Para rezar la oración del Lunes Santo, es importante que nos acerquemos a Dios con humildad y reconozcamos nuestra pequeñez. Podemos comenzar diciendo algo así:
» Señor, mi seguro refugio y fortaleza en la necesidad. Te imploro que me concedas la claridad mental para tomar las decisiones correctas y distinguir entre lo que es bueno y lo que es malo. Ayúdame a perseverar en mi fidelidad y no permitas que nada me desanime en mi empeño por hacer lo correcto.»
Luego, podemos hacer una reflexión sobre lo que queremos presentarle a Dios y cómo podemos ofrecerle lo mejor de nosotros. Podemos decir algo así:
» Quiero ofrecerte mi mejor perfume como María de Betania, Señor. Quiero ofrecerte todo aquello que es agradable a tus ojos: mis virtudes, esfuerzos, obras y servicio a los demás. Gracias por concederme el don de la vida y del amor. Eres grandioso, poderoso, invencible, supremo y glorioso, con un corazón lleno de misericordia. Ayúdame a mantenerme alejado de todo aquello que hace mal a mi alma y a ofrecerte lo mejor de mí».
Finalmente, podemos agradecer a Dios por recibirnos y pedirle que renueve nuestro corazón con su amor. Podemos decir algo así:
» Gracias por recibirme, cuidarme y valorarme siempre. Tú eres el Señor de mi vida y mi roca en tiempos de necesidad. Me siento bendecido por tu amor y por encontrar esa paz que me invita a luchar con todas mis fuerzas contra el pecado. Con tu presencia, puedo superar mis malas inclinaciones. Te amo, Señor, y te ofrezco mi corazón para que lo renueves con tu amor. Aunque soy débil, sé que en tu nombre puedo seguir adelante y encontrar consuelo en tu amistad. Me entrego a Ti para siempre, Señor. Amén.»
Conclusión
La oración del Lunes Santo es una forma de presentarle a Dios nuestras mejores ofrendas y reconocer nuestra pequeñez frente a su misericordia. Es importante acercarnos a Él con humildad y ofrecerle lo mejor que tenemos, que es agradable a sus ojos: nuestras virtudes, esfuerzos, obras y servicio a los demás. Así, podemos descubrir el perfume que Dios desea y ofrecérselo con amor y adoración. Recordemos siempre que Dios nos recibe con los brazos abiertos, por muy pecadores que seamos, y nos consuela con su amor infinito.