• 03/12/2024

Nacer de nuevo

Nacer de nuevo

Nacer de nuevo es tan solo eso que muy bien describen las palabras: Nacer de nuevo. De nuevo significa que ya no existe lo viejo, puesto que es nuevo. No hay allí nada que pervierta esa novedad ya que lo viejo ha muerto para dejar paso a lo nuevo.

Para que una persona nazca de nuevo debe llevar a la muerte por voluntad propia todo lo que en él no es Dios y le aleja de Él. El objetivo es la unidad de su ser con el Todo, con el Creador. El objetivo es traspasar su ser del mundo material al espiritual, siendo este ultimo su plenitud temporal de forma continua. Cuando esto sucede el hombre no es que deje de vivir en el mundo de las cosas y esté en otra dimensión flotando, que va. Es tan solo que el mundo de las cosas no tiene para él ningún tipo de atracción afectiva. Sus sentidos externos e internos no tienen apetito alguno por aquello que gobierna el mundo. Es un nuevo ser nacido de Dios, todo lo que él hace, lo hace por Dios, para Dios y con Dios. Vive de la gracia en una profunda paz.

En la práctica esto puede tardar varios años, pues la persona va comprendiendo poco a poco el por qué de lo que está haciendo. Puede después de una lectura o de algún hecho que ha vivido, sentirse llamado a dejar todo aquello material que le está alejando de la suma verdad. Para completar este proceso Dios le tiene que haber llamado a ello. Si el empeño es únicamente humano, para conseguir algo o beneficiarse de un estado espiritual al que no ha sido llamado y su intención no es el bien de los demás en lo que hace y la gloria de Dios, por mucho que se esfuerce nunca llegará a la meta de lo que se propuso. Dios tiene que ver en el corazón un propósito sincero del alma que busca la verdad.

El primer paso pues, es que Dios te esté llamando a ello, y que en tu búsqueda de la verdad que es Dios encuentres en tu camino que todo lo que no te lleva a Él te aleja. San Francisco de Asís, decía: Mi Dios mi Todo. Santa Teresa de Ávila decía: Quien a Dios tiene nada le falta. Son formulas diversas de un mismo sentir espiritual. Deja de lado todo lo que en tu vida no es Dios, sin ponerte excusas, por dura que sea esta elección y quitando de tu vida todo lo que no es Dios, encontrarás que en lugar de estar vacío estarás lleno del Todo que es Dios.

Si en todo lo que haces te preguntas: ¿Me lleva esto a Dios? verás que en muchísimas cosas responderás que no. Entonces solo te hará falta la voluntad de quitarlo de tu vida. Si Dios te llama a ello al leer esta carta probablemente ya te estén viniendo en mente varias ideas de cosas que haces que no te llevan hacía Él. Si este deseo viene de Dios, lo podrás distinguir fácilmente viendo que Dios nunca te violentará. Si Él te llama a dejar las cosas del mundo te lo irá diciendo de forma paulatina. Una cosa después de otra y no todo a la vez, por qué sabe como eres.

Hay una segunda parte de esta nacer de nuevo que es de vital importancia y es que si en la vida de uno hay desordenes afectivos será todavía más difícil este proceso.
Pero Dios es paciente. ¿Lo serás tu?
Tendrás que verificar en un primer paso si la forma en que amas es tu forma o es la forma de Cristo. Si tu amas para ti, porque tu quieres cosas, o quieres que te amen como tu lo piensas estarás viviendo en el error. Deberás verificar la honestidad de tus propósitos, en base al amor perfecto que es Dios. Si por tus heridas no puedes amar, deberás hacer un trabajo interno que puede ser bastante largo y que dependerá de la envergadura de tus heridas. Todo lo tendrás que dar a Dios para que Él lo sane. Tus heridas de guerra como me gusta llamarlas, son la herencia de tu vida y/o bien te las habrás provocado tu mismo con tu pecado o te las habrán provocado otros, pero también tu pecado y tu forma de ser imperfecta tendrán parte de culpa en como tu has vivido esa herida que te han hecho. Puesto que el que ama de forma perfecta no puede ser herido porque solo ama. Pero el que así ama ya ha nacido de nuevo, en él Cristo ya vive y actúa en su plenitud por el Espíritu Santo que vive en él.
Todo esto llega a su término por la gracia de Dios, el hombre por si solo no puede nada, ni el deseo de estas realidades nace de él, sino de Dios que lo está llamando a la perfección.

Lo nuevo, nuevo es y no tiene parte de viejo.
No es un remiendo, ni un collage, ni contiene
partes viejas que han sido unidas a su novedad.
Es tan solo eso: Nuevo. Todo en él es Nuevo.

Aún así esta creación nueva que Dios a hecho seguirá siendo expuesta y violentada por el demonio, que querrá que vuelva a ser lo que fue. La oración, la eucaristía, la confesión, el frecuentar los sacramentos, harán en él una fortificación que serán protección contra el mal que lo estará acechando continuamente.

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