El Domingo de la Divina Misericordia es una oportunidad única para que los fieles católicos puedan obtener la indulgencia plenaria para ellos mismos o para un ser querido fallecido. La devoción al Señor de la Divina Misericordia, tal como fue revelada a Santa Faustina Kowalska en sus apariciones, promete varias gracias a aquellos que se acogen a su misericordia.
Para obtener la indulgencia plenaria, el fiel debe participar en actos de piedad realizados en honor de la Divina Misericordia, como por ejemplo, la veneración de una imagen del Señor de la Divina Misericordia, el rezo del Rosario de la Divina Misericordia o la celebración de la Santa Misa. Además, deben cumplir con las condiciones habituales de la confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.
La indulgencia plenaria es un perdón total de las culpas y de las penas, lo que significa que el fiel que la obtenga estará completamente libre de la carga de las consecuencias temporales del pecado.
El Domingo de la Divina Misericordia es una oportunidad para experimentar la misericordia de Dios en nuestras vidas y para liberarnos de la carga del pecado. Los fieles pueden aprovechar esta fecha para crecer en su relación con Dios y recibir la gracia de la indulgencia plenaria.
A continuación, te presentamos los pasos para obtener la indulgencia plenaria en el Domingo de la Divina Misericordia:
- Confesión sacramental: Debes confesarte, preferentemente ocho días antes o después de la fiesta.
- Comunión eucarística: Debes recibir la Sagrada Comunión el mismo día de la fiesta.
- Oración por las intenciones del Papa: Debes rezar por las intenciones del Santo Padre, por ejemplo, un Padre Nuestro y un Ave María.
- Actos de piedad: Debes realizar un acto de piedad en honor a la Divina Misericordia, como por ejemplo, rezar el Rosario de la Misericordia, la Coronilla de la Divina Misericordia, o participar en una Hora Santa en honor a la Divina Misericordia.