• 04/07/2024

Dogmas Marianos: Tres verdades de fe sobre la Virgen María que todo católico debería conocer

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Dogmas Marianos: Tres verdades de fe sobre la Virgen María que todo católico debería conocer

Los dogmas marianos son una parte importante de la fe católica y se refieren a verdades fundamentales relacionadas con la Santísima Virgen María. A lo largo de la historia de la Iglesia, la devoción a María ha sido profunda y duradera, y los dogmas marianos han sido proclamados para ayudar a los católicos a comprender mejor la naturaleza de María y su papel en la obra de la salvación realizada por Jesucristo.

En este mes de mayo, dedicado por la Iglesia Católica en homenaje a la Santísima Virgen María, es común que los católicos profundicen en su conocimiento y amor por la Madre de Dios, a través de eventos de formación, la oración del Rosario y la consagración a María. Es posible que, durante este tiempo especial, algunos católicos participen en catequesis, cursos o conferencias sobre temas marianos y se encuentren con términos como «dogmas marianos» sin conocer su significado.

Por ello, en este artículo explicamos de manera sencilla todo lo que un católico necesita saber sobre los dogmas marianos. Estos son verdades de fe absolutas, definitivas, infalibles, irrevocables e incuestionables reveladas por Dios a través de la Biblia o la Sagrada Tradición.

Un dogma, en general, es una verdad de fe que ha sido proclamada por la Iglesia Católica para ayudar a los fieles a comprender mejor la naturaleza de Dios y su obra de salvación en la historia de la humanidad. Los dogmas más importantes se refieren a Dios, Jesucristo, la Virgen María, el Papa y la Iglesia, la creación del mundo, los sacramentos y el fin de la existencia humana y el juicio final.

En particular, los dogmas que se refieren a la Virgen María se llaman «marianos». La Iglesia Católica los celebra todos los años como solemnidades, la categoría litúrgica más alta, y anima a los fieles a participar en la Eucaristía en estos días especiales.

A continuación, describimos los cuatro dogmas marianos proclamados por la Iglesia Católica:

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La Inmaculada Concepción

El dogma de la Inmaculada Concepción nos revela que la Virgen María, por gracia de Dios, fue preservada del pecado desde el momento de su concepción, es decir, desde el momento en que comenzó su vida humana. La Virgen María es considerada inmaculada gracias a Cristo, su hijo. Como Jesús iba a nacer de su vientre, Dios la hizo inmaculada para que tuviera un vientre puro donde encarnarse. Ella nunca se inclinó a las concupiscencias y su grandeza muestra que como ser humano era libre, pero nunca ofendió a Dios y, por lo tanto, no perdió la enorme gracia que Él le concedió.

El dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado por el Papa Pío IX en su bula Ineffabilis Deus el 8 de diciembre de 1854. Desde entonces, la Iglesia Católica celebra cada 8 de diciembre la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María.

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La Maternidad Divina

Este dogma es el fundamento del culto mariano y define que la Virgen María es la verdadera Madre de Dios. Como Jesús es hombre y Dios al mismo tiempo, es decir, una persona que integra estas dos naturalezas, y la Virgen María es la madre de Jesús en su totalidad, entonces es la Madre de Dios.

La maternidad divina de María fue proclamada por el Papa San Clemente I en el Concilio de Éfeso en el año 431. El Concilio declaró que «quien no confiese que Emanuel es verdaderamente Dios y, por lo tanto, que la Virgen María es verdaderamente Madre de Dios, esté excomulgado, ya que ella dio a luz según la carne al Verbo de Dios».

Posteriormente, este dogma fue proclamado por otros Concilios universales como el de Calcedonia y los de Constantinopla. La solemnidad de María, Madre de Dios, se celebra cada 1º de enero y es la más antigua conocida en Occidente.

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La Virginidad Perpetua

El dogma de la Virginidad Perpetua es el más antiguo de los cuatro y define que María fue virgen antes, durante y perpetuamente después del nacimiento de Jesús, y así fue mantenida por Dios hasta su gloriosa asunción al cielo. María «es la virgen que concebirá y dará a luz un hijo cuyo nombre será Emmanuel», dice la Biblia y el Concilio Vaticano II.

La fe en la virginidad perpetua de María se basa en los evangelios, que nos dicen que María concibió a Jesús por obra del Espíritu Santo y sin la intervención de un hombre. Esta creencia ha sido transmitida en la tradición de la Iglesia desde los primeros siglos y se ha confirmado en los concilios ecuménicos y en el magisterio de la Iglesia.

El Papa Juan Pablo II dijo en 1996 que «la fe expresada en los evangelios» sobre la virginidad de María «es confirmada sin interrupción en la tradición posterior» y que las definiciones de los «concilios ecuménicos y del magisterio pontificio […] están en perfecta sintonía con esta verdad».

El Concilio de Calcedonia en 451, el tercer Concilio de Constantinopla en 681 y otros concilios ecuménicos como el de Constantinopla II, Latrán IV y Lyon II, declararon que María era «siempre virgen», enfatizando su virginidad perpetua.

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La Asunción de la Virgen María

La Asunción es la celebración en la que el cuerpo y el alma de la Virgen María fueron glorificados y llevados al Cielo al final de su vida terrenal.

Esto significa que, por un privilegio especial de Dios, María no experimentó la corrupción de su cuerpo y fue asunta al Cielo, donde reina viva y gloriosa junto con Jesús. No debe confundirse con la Ascensión, que se refiere a Jesucristo.

El dogma de la Asunción de la Virgen María fue proclamado por el Papa Pío XII en la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus el 1 de noviembre de 1950. El Papa declaró que «la Madre de Dios, la siempre VirgenMaría, terminado el curso de su vida terrenal, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial». En esta ocasión, el Papa también afirmó que «este dogma se refiere a la glorificación corporal inmediata de la Madre de Dios después de su muerte» y que «es un dogma que ha sido revelado por Dios y, por lo tanto, debe ser creído por todos los fieles».

La Asunción de la Virgen María es una de las principales fiestas litúrgicas de la Iglesia Católica y se celebra el 15 de agosto de cada año. Esta fiesta es una ocasión para que los católicos honren a la Virgen María y pidan su intercesión en sus vidas.

En conclusión, los dogmas marianos son verdades de fe que los católicos deben creer y respetar. Cada uno de ellos revela una dimensión importante de la vida y la misión de la Virgen María, y nos ayuda a comprender mejor su papel como Madre de Dios y como modelo de santidad y fidelidad cristiana.

Es importante que los católicos conozcan estos dogmas y los estudien con detenimiento, para que puedan profundizar su devoción a la Virgen María y fortalecer su fe en Jesucristo. La Virgen María es una figura clave en la historia de la salvación, y su ejemplo y protección nos ayudan a crecer en santidad y en amor a Dios y al prójimo.

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