• 08/02/2025

El abandono de Sí como camino hacía la caridad perfecta

No puede el hombre querer amar como Cristo y no vivir la Cruz, ni puede el hombre querer hacer la voluntad de Dios y tomar decisiones sobre su presente que le llevan continuamente a su propia voluntad. No puede el hombre que busca y elige la pobreza voluntaria, tomar y elegir opciones que lo llevan a decidir a el mismo su presente y su futuro. La voluntad de Dios se vive al dejar que otro decida tu presente. Al vivir esta realidad aquel hombre vive en la opción del abandono de si mismo, esto lo lleva a poder vivir eligiendo la caridad en las cosas pequeñas y constantes del momento presente.

La vida en comunidad es beneficiaria de la caridad, la comunidad por ella misma ejerce la acción del don constante de si mismo. Por ello el que vive en comunidad o en familia puede de forma constante olvidarse de si mismo. Porque constantemente puede dejar su querer y su voluntad. La necesidad de la comunidad o del hermano toma el lugar de su yo. Siendo ya no el Yo el dominante, sino que este se convierte en secundario. Esta realidad puede llevarnos a la cruz y a conformar en uno mismo la vida del Cristo crucificado que ama y se da en su totalidad.

Esta realidad no es una realidad ajena al hombre de hoy dí­a, ni es un camino solo para algunos. Esto es una invitación para todo hombre que desee caminar por un camino de santificación. De hecho en todas las familias cristianas o no, la familia suele ser el núcleo más importante en el crecer de cada uno. La familia es camino de santificación y el hombre/mujer deja su hogar tan solo cuando el mismo es llamado a seguir el camino de crear su propia familia o de consagrarse al Señor. Así­ es o deberí­a ser en las familias cristianas. Uno no se marcha a vivir solo porque quiera, y de hacerlo así­ debería revisar su elección, cuales son los motivos reales del dejar la familia en la que ha crecido. El hombre no está llamado a vivir solo, y eso no lo puede santificar en la perfección de los valores cristianos, porque al relacionarse consigo mismo puede caer en egoí­smos y estos lo pueden llevar al pecado. Ya que el YO es egoí­sta por si mismo. Piensa en él mismo constantemente.

Cada uno en su camino tendrá aquello que viva, cuanto más grande sea su entrega, más grande será la experiencia de la entrega de Jesús en él mismo. Aquel que por si mismo escogiere darse completamente a cada instante sin acordarse ya de su YO dejándolo morir por completo para darse al otro/Cristo, podría llegar a unirse con su maestro en la voluntad, en el querer, en el hacer y en el amar. Y eso por lo que yo puedo decir, pensar y creer es mucha felicidad. Y felicidad sana de poder escoger vivir la experiencia del don de sí­ constantemente.

Para mi constantemente significa eso, que no tiene fin, que empieza y no termina el don de sí mismo. Que no es intermitente, que no se para. Que es una constante, que siempre es, siempre es en el tiempo presente, por lo que no tiene futuro. Su futuro es el ahora. El ahora es su constante.

La constante de Cristo es el amor, en ese amor y en esa constante debemos vivir, hasta allí­ donde la gracia y Cristo nos quieran llevar.

Jesús se da hasta la Cruz, yo veo que no puedo avanzar hací­a Él en ese amor perfecto si no dejo de pensar en mi Yo.

Cristo en mi,

en la mayor medida posible,

en la mayor entrega posible,

en el mayor amor posible,

todo lo que la gracia me lo permita.

Amen.

Sobre el autor de este artículo: Me llamo Marc soy un Joven de san José de Barcelona y trabajo en la web de Tekton.

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