En la historia de la Iglesia Católica han existido varios cismas, y aunque algunos de ellos han sido superados con el tiempo, hay otros que continúan hasta la actualidad. Tal es el caso de la Iglesia Palmariana, una secta religiosa fundada en España en la década de 1960 por Clemente Domínguez y Manuel Alonso Corral. La Iglesia Palmariana se define a sí misma como la única Iglesia Católica verdadera y sostiene que el Papa legítimo de la Iglesia es su propio líder, actualmente Pedro III.
La historia de la Iglesia Palmariana comienza con las supuestas apariciones de la Virgen María en la finca de la Alcaparrosa, cerca del pueblo de El Palmar de Troya, en la provincia de Sevilla. Cuatro niñas afirmaron haber visto a la Virgen en 1968, y estas supuestas apariciones continuaron en los años siguientes. Clemente Domínguez pronto se convirtió en el vidente principal de estas apariciones y comenzó a fingir que tenía los estigmas de Cristo.
Clemente y Manuel empezaron a recaudar mucho dinero con el que compraron la finca de las apariciones, la Alcaparrosa, y comenzaron poco a poco a construir allí un gran templo. Aparece en escena Pierre Martin Ngô-Dinh-Thuc, un obispo católico tradicionalista que había sido excomulgado de la Iglesia Católica por ordenar obispos sin la aprobación del Papa. Ngô-Dinh-Thuc ordenó primero sacerdotes y luego obispos a Manuel y Clemente.
El acontecimiento decisivo sucedió en 1978 con la muerte de Pablo VI. Clemente estaba en ese momento en Bogotá (Colombia), e inmediatamente regresó a Sevilla y se proclamó papa con el nombre de Gregorio XVII. La Iglesia Palmariana explica que hubo un conclave celestial, en el que Jesucristo mismo nombró a Clemente como sucesor de San Pedro.
Desde entonces, la Iglesia Palmariana ha tenido varios papas, y su actual líder es Pedro III, de origen suizo, quien antes de convertirse en el tercer sucesor de Clemente Domínguez fue cardenal secretario de estado. La Iglesia Palmariana tiene sus propias normas y ritos, y su doctrina es una mezcla de elementos católicos y de algunas enseñanzas propias, como la creencia en las apariciones de la Virgen María en la finca de la Alcaparrosa.
