• 11/03/2025

En la Iglesia Católica no adoramos imágenes

En la Iglesia Católica no adoramos imágenes:

En muchas ocasiones oiremos decir que los católicos adoran imágenes, pero ¿Es esto cierto? ¿Porque los católicos usamos imágenes? El uso de imágenes es una cosa que se viene haciendo desde hace muchísimo tiempo, suele ser un tema que desata bastante polémica. Son muchos, entre ellos, los testigos de jehová, los que acusan a los católicos de adorar a imágenes. Para aclarar el asunto echemos un vistazo a la Biblia. 

El primer mandamiento de la ley de Dios es perfectamente claro : “No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás ni escultura ni imagen alguna… No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahvéh, tu Dios, soy un Dios celoso…”. (Ex 20, 3-5). esta prohibido, por tanto, el hacerse todo tipo de imágenes que se presenten como divinidad. El mandamiento nos está prohibiendo hacer ídolos. Esta prohibición que Dios hace a su pueblo, evidentemente, sigue estando vigente en el Nuevo Testamento. La Biblia nos enseña que los cristianos huyeron del uso de imágenes que se usaban para ser adoradas. San Pablo nos lo dice en su discurso de Atenas: «Si somos estirpe de Dios, no podemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía del un hombre» (hechos 17, 29) Y el mismo Apóstol san Juan nos advierte em su primera carta (5, 21): «Hijos mios, guardaos de los ídolos» La Iglesia naciente tenía claro que sólo se debía adorar a Dios, por ello muchos murieron mártires por no querer adorar ídolos.
Debemos atender a una cuestión de gran importancia, y es que los ídolos no son solo esculturas o imágenes, tambien hay ídolos inmateriales. Nuestras ambiciones, nuestra búsqueda descontrolada de éxitos, la necesidad que tiene nuestro corazón de estar por encima de los otros. El uso desenfrenado de la sexualidad, y muchos otros. Estos ídolos también nos alejan de Dios, nos distraen en el único negocio de nuestra vida: La salvación del alma.
Es muy conocida esta prohibición del antiguo testamento de hacerse imágenes, pero no es tan conocida la permisión que hay en el Antiguo Testamento de hacer imágenes. Debemos entender que la prohibición tiene como objeto no adorar imágenes como si estas fueran la misma divinidad, pero no se prohíbe hacer imágenes con el fin de que sean signos de la presencia de Dios. Es en este sentido que el mismo Dios manda a su pueblo hacer representaciones o imágenes de cosas diversas. Un caso muy claro es el del Arca de la Alianza que por mandato divino tiene unos querubines de oro, evidentemente, Dios permite hacer esas imágenes pero no permite que se les de culto.

La misma Tienda del Encuentro donde estaba el Arca de la Alianza está llena de imágenes, lo mismo el Templo de Jerusalén, también tenía imágenes y siempre por mandato divino. Queda claro, así nos lo enseña la Biblia, que estas imágenes, que no estaban destinadas a la adoración estaban permitidas por Dios.

Pero tenemos más ejemplos, como sería el caso de la serpiente de bronce que Dios, nuestro Señor, ordenó hacer a Moises: «Hazte una serpiente de bronce y ponla sobre un mástil. Todo el que haya sido mordido y la mire, vivirá» (Núm 21, 6-9) Es evidente que esta serpiente no tenía ningún poder especial que la elevara al rango de divinidad, el acercarse a ella era un acto de fe y de confianza en el único Dios. Pero más adelante el pueblo empieza a rendirle culto y Ezequías la manda destruir (2Re 18,4)

El Dios del Antiguo Testamento no tenía cuerpo, era invisible. No se le podía representar por medio de imágenes. Pero en el momento que el Dios invisible se hace visible en Jesucristo empieza a tener forma humana, San Pablo nos dice que Cristo se hizo «la imagen visible del Dios invisible» (Col 1,15) Por tanto, en el Nuevo Testamento la permisión de hacer imágenes toma un nuevo sentido por la Encarnación del Hijo de Dios. Dios, nuestro Señor, sigue siendo puramente espiritual, pero se ha unido íntimamente a la naturaleza humana, que es material. Por ello es lógico que lo representemos para darle culto, el representar a Cristo por medio de imágenes es algo totalmente lícito, puesto que es la representación de alguien que verdaderamente es Dios. Por tanto el culto que le tributamos a Jesús, mirando una imagen suya, no es de adoración a la materialidad de la imagen, sino a la Persona Divina que en ella está representada.

Amigo que dices que los católicos adoramos imágenes, los católicos sabemos perfectamente que la imagen aunque sea de Cristo, no es la misma divinidad, y en consecuencia no rendimos culto a esa materia. Una imagen representa al Hijo de Dios, o la Virgen y los santos que están íntimamente unidos a nuestro Señor Jesucristo. La imagen es una representación un recuerdo de aquella persona; te lo explico de otra forma, cuando se esta haciendo oración ante una imagen no se rinde ningún tipo de culto a la imagen en si misma, no hablamos con la materia de la imagen sino que estamos rindiendo culto a Dios, o estamos venerando a la Virgen María o estamos pidiendo la ayuda de los santos. El concilio de Nicea de 787 ya nos enseñaba a todos que «el honor tributado a la imagen va dirigido a quien está representado en ella»

Así es, en la Iglesia veneramos a los santos, ellos se merecen nuestro respeto y veneración porque siguieron a Jesucristo muy de cerca. Gracias a sus imágenes los recordamos. Además gracias a la imagen del santo recordamos quien era el santo (si era un obispo o un sacerdote, o quizá un seglar o laico) la imagen también nos recuerda qué virtud practico más (la pureza, o la pobreza, o la obediencia), también nos dice la imagen del santo qué lo hizo santo (si un martirio, o el estudio, o la misión) De la misma forma al ver una imagen de la Madre de Dios nos viene a la memoria que ella es nuestra madre inmaculada que nos ama, que intercede siempre por nosotros y nos pide que llevamos una vida santa.

Y cuando estamos viendo imágenes de las benditas almas del Purgatorio, estamos recordando una realidad también revelada en la Biblia, y esto nos lleva a orar por nuestros difuntos. Para que me entendáis todos aquellos que afirmáis que los católicos adoramos imágenes, tenéis que entender que estas son como el retrato de los padres que tenemos en casa para mirarlos, recordarlos y besarlos con amor y respeto. Ya entienden ustedes que no se besa la foto, sino a los padres que quizá están lejos o ya han fallecido. También en los libros hay retratos de personajes históricos con la finalidad de que los lectores los conozcan, y si han hecho cosas buenas, los admiren y los imiten; y esto a nadie le puede parecer mal.

A los santos por medio de las imágenes no se les adora, pues solo adoramos a Dios. A los santos se les venera, es decir, se reconoce el valor que tienen por ser ejemplos en el seguimiento de nuestro señor.

No podemos sacar de contexto lo que nos enseña la Biblia, como hacen algunos protestantes y testigos de Jehová. Lo que Dios prohíbe, insisto, no es hacer imágenes sino adorarlas. Otra prueba de que esto es así se demuestra acudiendo al texto hebreo, la palabra usada es PÉSEL, que quiere decir ídolo. Incluso te diré que en este idioma existen otras palabras para referirse a imágenes decorativas o representativas, palabras que Dios no pronuncia en el primer mandamiento. Si la imagen no representa un ídolo no tiene ningún problema, el primer mandamiento no hace referencia a este tipo de imágenes y podemos tener nuestros templos llenos de ellas, como lo estaba el templo de Salomón.

Por tanto, querido amigo protestante, o testigo de Jehová la próxima vez que vuelvas a decir que los católicos adoramos imágenes, recuerda que estas mintiendo, y esto si que esta prohibido por la Ley de Dios en Deuteronimio, capítulo cinco, versículo 16.

 

Ayúdanos a seguir trabajando, Dios te lo pague