• 07/02/2025

Evangelio del día 10 de Julio 2020

Evangelio del día

Cita del evangelio del día: Mt 10,16-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros.

Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en ésta os persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre».

Comentario del evangelio del día por San francisco de Sales:

Si el considerar vuestra debilidad os atormenta, echaos en manos de Dios y confiad en Él. La mayoría de los apóstoles eran pescadores e ignorantes, y Dios les hizo santos según era preciso para el cargo que les iba a confiar. Tened confianza en Él, apoyaos en su providencia y no temáis nada. No digáis: no tengo talento para hablar bien. No importa, id sin cuidado y sin rodeos pues Dios os dará lo que tengáis que decir y que hacer, a su debido tiempo. Si no tenéis virtud o no la veis en vosotras, no os preocupéis pues si lo que emprendéis lo hacéis por la gloria de Dios y por obedecer a lo que se os manda, Dios cuidará de vosotras y estará obligado a proveeros de todo lo que necesitáis.

Tengo un gran deseo de grabar en vuestros corazones y en vuestras almas una máxima que es de una utilidad sin igual: Nada pedir, nada rehusar. Recibid lo que se os dé y no pidáis lo que no se os quiere dar. Practicando esto, encontraréis la paz de vuestras almas.

Sí, mis queridas Hermanas, mantened vuestros corazones en esa santa indiferencia de recibir todo lo que se os dé y no desear lo que no se os dé. En una palabra, os digo: no desead nada, sino dejaos a vosotras mismas y todos vuestros asuntos, plena y perfectamente, en manos y al cuidado de la divina providencia.

Dejadla hacer en vosotras igual que los niños se dejan hacer por quienes los cuidan; lo mismo si os llevan en el brazo derecho que en el izquierdo, dejaos hacer, la Providencia es buena madre y sabe mejor que vosotras lo que necesitáis.