Cita del evangelio del día: Mt 17,22-27
En aquel tiempo, yendo un día juntos por Galilea, Jesús dijo a sus discípulos: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le matarán, y al tercer día resucitará». Y se entristecieron mucho.
Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el didracma?». Dice él: «Sí». Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: «¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?». Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres están los hijos. Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estárter. Tómalo y dáselo por mí y por ti».
Comentario del evangelio del día por San Francisco de Sales:
Esta devoción generosa no desprecia nada y hace que, sin turbación ni inquietud, veamos a cada uno caminar, correr o volar de diversas formas, según la diversidad de las inspiraciones y la variedad de la medida de la gracia divina que cada cual recibe.
Es una advertencia que el Apóstol San Pablo hace a los Romanos: uno cree poder comer de todo; el otro, que está enfermo, come vegetales.
Que aquel que come no desprecie al que no come y el que no come no juzgue al que come.
Que cada cual lleve esa dirección: el que come, que coma en nuestro Señor; el que no come, que no coma en nuestro Señor y que tanto el uno como el otro den gracia a Dios… … Que las que ayunan no desprecien a las que comen, ni las que comen a las que ayunan. Y así en todas las cosas que no están ordenadas ni prohibidas, que cada una siga su propio camino, es decir, que cada una use de su libertad sin juzgar ni controlar a las otras que no actúan como ellas… La devoción generosa no necesita de compañía para lo que hace, solamente pretende la gloria de Dios y que el prójimo avance en el amor divino y con tal que se vaya encaminando derechamente hacia el fin, no se preocupa del camino que se sigue.
Ojalá que el que ayuna, ayune por Dios y el que no ayuna, que sea también por Dios y entonces la devoción está tan contenta de lo uno como de lo otro. Pues no pretende atraer a los demás a su camino sino que ella lo sigue sencilla y humildemente.