Jesús nos invita a acercarnos a Él, para que el peso de la vida se vuelva ligero. Pero el primer paso es aceptar ese peso. Si pretendemos una vida sin dificultades y sin cansancios, siempre nos sentiremos agobiados. El primer paso para vivir en paz es aceptar que la vida siempre tiene un peso que llevar. El segundo paso que Jesús nos propone es que tengamos paciencia y humildad de corazón. La impaciencia y el orgullo siempre nos hacen sufrir. Pero lo más importante es que en medio de nuestros cansancios y dificultades acudamos a Jesús. Él recibe a todos los cansados y agobiados, y en medio de las perturbaciones de la vida los hace descansar. No es el descanso físico de quien abandona el esfuerzo. Es el descanso interior, es el alivio del alma.