• 08/02/2025

Evangelio del día 14 de diciembre 2020

Evangelio del día

Cita del evangelio del día: Mt 21,23-27

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo. Mientras enseñaba se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?». Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?». Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: ‘Del cielo’, nos dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creísteis?’. Y si decimos: ‘De los hombres’, tenemos miedo a la gente, pues todos tienen a Juan por profeta». Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos». Y Él les replicó asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

Dos comentarios del evangelio del día por San Jerónimo:

1. En estas palabras le hacen la misma ofensa que antes, cuando dijeron: «Arroja a los demonios en nombre de Belcebub, jefe de todos ellos» (Mt 12,24). Pues cuando dicen: «¿En virtud de qué poder haces esto?», niegan terminantemente al Hijo de Dios, a quien consideran haciendo prodigios, no por sus propias fuerzas, sino en virtud de poderes ajenos. Podía el Señor haber desechado aquella calumnia de sus tentadores por medio de una contestación sencilla, pero les preguntó con mucha prudencia, para que ellos se condenasen a sí mismos, o con su silencio o con su sabiduría. Por esto sigue: «Y respondiendo Jesús, les dijo: Quiero yo también preguntaros una palabra».

2. Se conoce, pues, la malicia con que los sacerdotes preguntaron al Salvador, por lo que sigue: «Y ellos pensaban entre sí diciendo». Porque si respondían que el bautismo de Juan procedía del cielo era muy natural la respuesta: entonces ¿por qué no habéis sido bautizados por Juan? Y si se atrevían a decir que había sido inventado por engaño de los hombres, y nada tenía de divino, temían a las gentes, pues casi todos los que se hallaban allí reunidos habían recibido por grupos el bautismo de Juan, y en realidad lo respetaban como a un profeta. Responde también a la mala intención, y a las palabras de humildad que usan para ocultar su malicia, diciendo que no saben. Por esto sigue: «Y respondieron a Jesús diciendo: no sabemos». Mintieron al decir que no lo sabían. Era consiguiente también que el Señor les dijera, ni yo tampoco sé, pero la divina verdad no puede mentir; sigue pues: «Y les dijo Jesús: pues ni yo os digo…» En lo que da a entender que ellos sabían, pero que no habían querido responder y que él lo había conocido y que por lo tanto no lo decía, para que entiendan lo que ellos saben.