Comentario del evangelio del día: (Lc 11,29-32)
Siempre sentiremos un peso sobre nuestras espaldas. Así es la vida. Debemos preocuparnos por el bien de nuestros hijos, por las exigencias de nuestro trabajo, por tantas cosas que nos perturban día tras día. Por más que tomemos las cosas con el mejor espíritu, frecuentemente nos molestará ese peso que cargamos. Sólo en el cielo desaparecerá totalmente esa sensación. Por eso Jesús no nos ofrece liberarnos de todo peso, sino que nos dice: “Aceptad el yugo que os impongo”. Con paciencia y humildad podremos aprender a “aceptar” en nuestro corazón. Aceptar es una clave de la paz, porque lo que más nos hace sufrir es resistirnos a las responsabilidades y a los deberes que nos toque cumplir. Sin embargo, en medio de todo eso Jesús nos ofrece descanso, alivio, serenidad. Con Él todo es diferente.