Comentario del evangelio del día: (Lc 10,1-9)
En las cosas de Dios no pensemos que somos sembradores llenos de méritos, los autores de las cosas buenas. Quien derrama su gracia y siembra en los corazones es Dios, y Él manda obreros a la cosecha “a recogerla”. Cuando nos envía delante de Él, es porque Él mismo ya estuvo sembrando en los demás. Nosotros motivamos, alentamos, acompañamos eso que fue sembrado, para ayudar a que termine dando fruto y para recogerlo con gratitud. Por eso tiene tanto sentido orar por los demás, rogarle al Señor que siembre y trabaje en sus corazones. Allí trabaja Él. Ellos podrán ahogar la semilla a causa de las espinas del mundo, que seducen y engañan, pero cerca de ellos estaremos nosotros, para acompañar todos los intentos del Señor con nuestra palabra y nuestro testimonio.