Cita del evangelio del día: Mt 22,15-21
En aquel tiempo, los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en alguna palabra. Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas. Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?». Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Mostradme la moneda del tributo». Ellos le presentaron un denario. Y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?». Dícenle: «Del César». Entonces les dice: «Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios».
Comentario del evangelio del día por San Juan Pablo II:
Jesús nunca quiso empeñarse en un movimiento político, rehuyendo todo intento de implicarlo en cuestiones o asuntos terrenos (cf. Jn 6, 15). El Reino que vino a fundar no es de este mundo (cf. Jn 18, 36). Por eso, a quienes querían que tomara posición respecto al poder civil, les dijo: «Lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios» (Mt 22, 21). Nunca prometió a la nación judía, a la que pertenecía y amaba, la liberación política, que muchos esperaban del Mesías. Jesús afirmaba que había venido como Hijo de Dios para ofrecer a la humanidad, sometida a la esclavitud del pecado, la liberación espiritual y la vocación al reino de Dios (cf. Jn 8, 34.36); que había venido para servir, no para ser servido (cf. Mt 20, 28); y que también sus seguidores, especialmente los Apóstoles, no debían pensar en el poder terreno y el dominio de los pueblos, como los príncipes de la tierra, sino ser siervos humildes de todos (cf. Mt 20, 20.28), como su «Señor y Maestro» (Jn 13, 13.14).
Esa liberación espiritual que trajo Jesús debía tener ciertamente consecuencias decisivas en todos los sectores de la vida individual y social, abriendo una era de valoración nueva del hombre-persona y de las relaciones entre los hombres según justicia. Pero el empeño directo del Hijo de Dios no iba en ese sentido.