• 08/02/2025

Evangelio del día 19 de Julio 2020

Evangelio del día

Cita del evangelio del día: Mt 13,24-43

En aquel tiempo, Jesús propuso a las gentes otra parábola, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña.

»Los siervos del amo se acercaron a decirle: ‘Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?’. Él les contestó: ‘Algún enemigo ha hecho esto’. Dícenle los siervos: ‘¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?’. Díceles: ‘No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero’».

Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas».

Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo».

Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese el oráculo del profeta: «Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo».

Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo». Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».

Comentario del evangelio del día por San Hilario:

31. «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo.» El Señor se compara a sí mismo al grano de mostaza, semilla pequeña, pero picante, y que tiene la propiedad de encenderse con la presión.

32. «Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.» Después que el grano fue lanzado al campo (es decir, cuando el Salvador cayó en poder del pueblo y entregado a la muerte, fue enterrado como en el campo, y como sembrado su cuerpo), creció más que el tallo de todos los frutos, y excedió a la gloria de todos los profetas. Como una suerte de hortaliza fue dada la predicación de los profetas fue al enfermo Israel. Pero ahora, las aves del cielo habitan las ramas del árbol. Es decir, entendemos por ramas del árbol a los apóstoles extendidos por el poder de Cristo, y dando sombra al mundo, volarán hacia todas las naciones para hallar la vida y, maltratados por los huracanes -esto es, por el espíritu y las tentaciones del diablo-, en las ramas de ese árbol encontrarán el descanso.

33. El Señor se compara a sí mismo con la «levadura». Porque la levadura, que es hecha de harina, tiene la propiedad de comunicar a todas las harinas de su especie la virtud que ha recibido; y la mujer, esto es, la sinagoga, esconde esta levadura mediante su condenación a morir; y la levadura echada en tres medidas de harina, es decir, en la de la ley, en la de los profetas y en la de los Evangelios, no forma de los tres elementos más que una sola creencia, de manera que en los progresos del Evangelio están cumplidos lo que estableció la ley y anunciaron los profetas. Aun cuando ya he hecho mención de que muchos entienden por las tres medidas de harina la vocación de las tres naciones formadas por Sem, Cam y Jafet, no sé, sin embargo, si es conforme a razón esta opinión, porque aun cuando todas las naciones han sido llamadas al Evangelio, no se puede decir que todas han ocultado a Cristo. Al contrario, lo han esclarecido, y desde luego no ha fermentado en tanta multitud de naciones toda la levadura.