Cita del evangelio del día: Mt 6,24-34
«No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis (…). Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?».
Comentario del evangelio del día por: San Cirilo de Alejandía
Al oír estas palabras, ¿qué conclusiones los discípulos han de tomar y qué decisiones prácticas han de adoptar? Ciertamente éstas: han de abandonar en manos de Dios la preocupación por el alimento, y acordarse de lo que dijo aquel santo varón: Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará. Sí, él da con largueza a los santos lo necesario para la vida, y ciertamente no miente al decir: No estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir… Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo esto. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura.
Era sumamente útil —necesario incluso— que los que son investidos de la dignidad apostólica tuvieran un alma liberada del apetito de riquezas y nada aborrecieran tanto como la acumulación de donativos, contentándose más bien con los que Dios les proporciona, pues, como está escrito: La codicia es la raíz de todos los males. Convenía, por tanto, que a toda costa se mantuvieran al margen y plenamente liberados de aquel vicio que es la raíz y madre de todos los males, agotando —valga la expresión— toda su diligencia en ocupaciones realmente necesarias: en no caer bajo el yugo de Satanás. De esta forma, caminando al margen de las preocupaciones mundanas, infravalorarán los apetitos carnales y desearán únicamente lo que Dios quiere.
Y al igual que los más aguerridos soldados, al salir al combate, no llevan consigo más que las armas necesarias para la guerra, lo mismo aquellos a quienes Cristo enviaba en ayuda de la tierra y a asumir la lucha, en pro de los que estaban en peligro, contra los poderes que dominan este mundo de tinieblas, es más, a luchar contra el mismo Satanás en persona, convenía que estuvieran liberados de las fatigas de este mundo y de toda preocupación mundana de modo que, bien ceñidos y con las armas espirituales en las manos, pudieran luchar denodadamente contra los que bloquean la gloria de Cristo y sembraron de ruinas la tierra entera; es un hecho que indujeron a sus habitantes a adorar a la criatura en lugar de al Creador y a ofrecer culto a los elementos del mundo.
Tened embrazado el escudo de la fe, puesta la coraza de la justicia y por espada la del Espíritu Santo, toda palabra de Dios. Con estos pertrechos, era inevitable que fueran intolerables para sus enemigos, sin llevar entre su impedimenta nada digno de mancha o culpa, es decir, el afán de poseer, de atesorar ilícitas ganancias y andar preocupados en su custodia, cosas todas que apartan al alma humana de una vida grata a Dios ni la permiten elevarse a él sino que más bien le cortan las alas y la hunden en aspiraciones materiales y terrenas.
Evangelio del día 19 de Junio 2021
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