• 08/02/2025

Evangelio del día 19 de Junio 2022

Evangelio del día

Cita del evangelio del día: Lc 9,11b-17

En aquel tiempo, Jesús les hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado». Él les dijo: «Dadles vosotros de comer». Pero ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente».

Pues había como cinco mil hombres. Él dijo a sus discípulos: «Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta». Hicieron acomodarse a todos. Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente. Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos.

Comentario del evangelio del día por: San Francisco de Sales

«Jesús, tomó los cinco panes y los dos peces y, alzando los ojos al cielo, los bendijo y partió y se los dio a los discípulos» (Lc 9,16; Mt 14,19)

Las pobres gentes que ese día seguían a Jesús, no fueron socorridas por El sino cuando ya languidecían de hambre. Y tuvo gran compasión pues, por su amor, ellas se habían olvidado de sí mismas y no habían llevado consigo provisión alguna; sólo el pequeño Marcial llevaba los cinco panes de cebada y los dos peces.

Parece que el Señor, prendado de los corazones de esas buenas gentes, que eran unos cinco mil, se decía: No habéis cuidado de vosotros, pero Yo os cuidaré.

Y aunque Felipe y Andrés afirmasen que cinco panes y dos peces no eran nada para aquella multitud, les mandó que se los trajesen y pidió a los Apóstoles que mandasen sentar a la gente.

Ellos obedecieron con sencillez y en eso fueron admirables pues dispusieron a todos a comer sin ver ni entender qué les podían dar.

Jesús tomó los panes, los bendijo y ordenó a sus Apóstoles que los distribuyesen. Lo hicieron e incluso sobró después de haber comido todos hasta saciarse.

Esto, para enseñarnos, mis queridas Hijas, que debemos caminar apoyados más en la Bondad divina y en su Providencia que en nosotros mismos y en nuestras obras.

Porque Dios, bajo cuya dirección y mando nos hemos embarcado, estará siempre atento a proveernos de todo lo necesario.

Y, cuando todo nos falte, El tomará a su cargo el cuidarnos y nada nos faltará, ya que tendremos a Dios, que debe ser nuestro todo.