• 08/02/2025

Evangelio del día 21 de Mayo 2021

Evangelio del día

Cita del evangelio del día: Jn 21,15-19

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos y comiendo con ellos, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas».

Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas a donde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará a donde tú no quieras». Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».

Comentario del evangelio del día por: San Juan Crisóstomo

“¿Me amas más que a éstos? – Apacienta mis corderos.” ¡Imitemos a los apóstoles en sus virtudes y no nos quedaremos atrás! En efecto, no son sus milagros lo que los constituyó en apóstoles, sino la santidad de su vida. En ella se reconoce al discípulo de Cristo. El Señor mismo nos ha señalado con este signo. Cuando quiso hacer el retrato de sus discípulos y revelar el signo que los distinguiría, dijo: “En esto reconocerán que sois mis discípulos”. ¿Sería por los prodigios que obraban, por los muertos que resucitaban? De ninguna manera. Entonces ¿por qué? “Por el amor que os tengáis los unos a los otros reconocerán todos que sois discípulos míos” (Jn 13,35).

Ahora bien, el amor no es cuestión de milagros sino simplemente de virtud: “El amor cumple toda la ley.” (Rm 13,10)… Amaos los unos a los otros y así os pareceréis a los apóstoles, estaréis en el primer puesto. “Si tú me amas, dice Jesús a Pedro, apacienta mis corderos”. Aquí, prestad atención, se valora la virtud, el celo, la compasión, el trabajo de guiar, el olvido de los propios intereses, la preocupación por cumplir con la tarea de la carga pastoral; todo esto es fruto de la virtud, del amor, no de los milagros y prodigios sino del amor.