Comentario del evangelio del día: (Mt 6,24-34)
Dios no nos pide vivir sin dinero. De hecho, Zaqueo fue elogiado porque repartió “la mitad” de sus bienes (Lc 19,8-9), no todos. Otra cosa es vivir al servicio del dinero, convertirlo en nuestro primer objetivo. Jesús no nos quiere esclavos, sino libres, y esto implica estar desprendidos de lo que tenemos, y no necesitar demasiadas cosas para sentirnos seguros. Detrás de la obsesión por el dinero está la angustia por el mañana, el deseo de tener el futuro asegurado. Pero la seguridad del corazón depende de cosas más importantes que el dinero. En el fondo, la única posibilidad de sentirnos seguros es confiar firmemente en el Señor. Por eso no se puede servir a Dios y al dinero. Confiando en Dios podemos vivir el presente, sin estar pendientes de acumular para el futuro.