Cita del evangelio del día: Lc 18,9-14
En aquel tiempo, Jesús dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias’. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado».
Comentario del evangelio del día por: San Padre Pío de Pietrelchina
Es importante que insistas en lo que es el fundamento de la santidad y el fundamento de la bondad. Quiero decir la virtud de la que Jesús se presenta explícitamente como modelo: «la humildad. (Mt 11,29) La humildad interior más que exterior. Reconoce que tú eres verdaderamente una nada, miserable, débil, plagado de defectos, capaz de cambiar el bien en el mal, de abandonar el bien por el mal, de atribuirte el bien y justificarte en el mal, y, por amor a este mal menospreciar a Aquel que es el bien supremo.
No te acuestes nunca sin haber hecho previamente un examen de conciencia de cómo has pasado el día. Vuelve hacia el Señor todos tus pensamientos y conságrale tu persona y la de todos los cristianos. Luego, ofrécele tu sueño como alabanza de su gloria, sin olvidar nunca tu buen ángel de la guarda que permanece a tu lado.