Cita del evangelio del día: Lc 8,19-21
En aquel tiempo, se presentaron la madre y los hermanos de Jesús donde Él estaba, pero no podían llegar hasta Él a causa de la gente. Le anunciaron: «Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte». Pero Él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen».
Isaac de la Stella nos comenta el evangelio del día:
«He buscado el descanso en todas las cosas», dice la Sabiduría de Dios; «y mi casa, dice a continuación, es la heredad del Señor» (Sab. 24,7). La heredad del Señor, en su totalidad es la Iglesia, especialmente es María, y es el alma de cada fiel en particular… El texto continúa: «entonces el creador del universo me habló y me encargó; el que me ha creado, me ha hecho fabricar mi tienda. Él me dice: ‘instálate en Jacob’» (v. 8). Habiendo, en efecto, buscado en todo el reposo y no lo habiendo encontrado en ninguna parte, la sabiduría de Dios, su Verbo, en primer lugar reservado como herencia al pueblo judío, aquel que por Moisés ha «hablado y encargado «… Y aquel que por esta segunda creación, ha creado la sinagoga, la madre de la Iglesia, «ha reposado en su tienda», en la tienda de la Alianza. Ahora, en la Iglesia, descansa en el sacramento de su Cuerpo.
Y, como habiendo buscado, por así decirlo, entre todas las mujeres la que tenía que nacer, se ha elegido especialmente María, que después es llamada «bendita entre todas las mujeres» (Lc 1,28)… Cristo, que la había creado nueva Criatura (2Co 5,17), reposó en su seno.
La Virgen ocupa, con todo derecho, el primer lugar en la asamblea de los justos; es ella quien ha engendrado al primero de todo ellos. En efecto, Cristo es «el primero de entre una gran multitud de hermanos» (Rm 8,9) […] Por eso es verdaderamente justo que, en las Escrituras divinamente inspiradas, lo que se dice en general de esta virgen madre que es la Iglesia se aplique, en particular, a la Virgen María ; y lo que se dice en particular de la virgen madre que es María, se comprende, en general, de la Iglesia virgen madre. Cuando un texto habla de una o de la otra, se puede aplicar, casi sin distinción, a la una y a la otra.
Igualmente cada alma creyente es, a su manera, esposa del Verbo de Dios, madre, hija y hermana de Cristo, a la vez virgen y fecunda. La misma Sabiduría de Dios, el Verbo del Padre, designa a la vez a la Iglesia en sentido universal, María en un sentido muy especial, y cada alma creyente en particular. […] La Escritura dice: «Permaneceré en la herencia del Señor» (Si 24,12). La herencia del Señor, en un sentido universal, es la Iglesia, de manera más especial es María, y cada alma creyente en particular. En la morada del seno de María, Cristo permaneció nueve meses, en la morada de la fe de la Iglesia, permanecerá hasta el fin del mundo, y en el conocimiento y el amor del alma creyente, por los siglos de los siglos.