Comentario del evangelio del día: (Jn 18,33-37)
La estrategia de los perseguidores de Jesús era presentarlo como un peligro para el emperador, como un guerrillero. Así exasperaban al Imperio. Jesús realmente se declaró rey, pero no de este mundo. No gobierna con armas ni con estrategias políticas, sino con una fuerza de otro nivel. Es rey de un Reino invisible que lucha por derribar las fuerzas del mal que corroen nuestra sociedad. En ese sentido, era verdad que Jesús era peligroso, porque estaba minando las bases de un orden injusto. Estamos llamados a aceptar el señorío de Jesús para no darle el trono de nuestras vidas al poder, a la ambición desmedida, a la apariencia social. Aceptemos ser parte de otro Reino, para que en esta tierra sean posibles la alegría, la esperanza, la paz y la justicia.