Celebramos a Juan como el autor del cuarto evangelio. El transmitió a su comunidad la profundidad que recibió de su amistad con Jesús, de su especial intimidad con Él. Juan pudo hablar de Jesús y comunicar cosas que no se encuentran en los demás evangelios porque él había vivido muy de cerca los momentos más importantes del Maestro. Se recostaba sobre su pecho y le preguntaba sus dudas, y estuvo al pie de la cruz cuando todos se habían ido. En este texto de hoy también aparece como testigo privilegiado de la resurrección del Señor, porque no sólo fue el primer discípulo que vio el sepulcro vacío, sino que, al verlo, creyó en la resurrección de Jesús. Pidámosle que interceda por nosotros para que podamos reconocer a Jesús vivo y recibamos su sabiduría.