Comentario del evangelio del día: (Mt 7,15-20)
Los falsos profetas dicen lo que los demás desean escuchar. Los corruptos los aman porque ocultan la verdad que les duele. Hacen sentir que todo está bien, hasta que llega la tormenta. No les preocupa escuchar a Dios para descubrir lo que Él quiere decir a su pueblo, porque buscan su propio interés. Por eso, su predicación no produce frutos de entrega ni de generosidad. El verdadero profeta comprende y espera con paciencia, pero siempre invita a entregarle algo más al Señor y a los demás. Quizás preferimos escuchar a los falsos profetas, que nos permiten aferrarnos a nuestros intereses y a nuestros planes, y así nos ayudan a escapar del proyecto de Dios para nuestras vidas. Pero eso no dará buenos frutos. Es pan para hoy y hambre para mañana.