Comentario del evangelio del día: (Lc 9,57-62)
Si queremos seguir a Jesús debemos renunciar a toda seguridad de este mundo y lanzarnos hacia donde quiera llevarnos Io imprevisto del reino de Dios. No hay donde reclinar la cabeza, ni siquiera hay seguridades familiares. Se trata de poner la mano en el arado y de no mirar más hacia atrás. Seguir a Jesús es trabajar para el reino de Dios, que exige discípulos decididos a lanzarse con confianza. Para arar un campo se requiere mirar siempre adelante. No interesa mirar atrás donde habrán quedado la comodidad de la estancia y las seguridades familiares. El campo que debe ser arado está siempre adelante. Quien mira para atrás no está en ninguna parte, no vive el presente, toma con tibieza el camino que debe recorrer. Esa persona «no sirve para el reino de Dios”.