Comentario del evangelio del día: (Lc 13,18-21)
El reino de Dios ya llegó con Jesús, pero avanza. Se manifiesta en cosas simples y pequeñas que van creciendo con la fuerza de Jesús resucitado. Los gestos más simples provocan un desarrollo hasta alcanzar grandes dimensiones. Es como una pequeña porción de levadura que lentamente logra fermentar una gran masa. Hay que confiar en ese secreto de Dios, que nunca deja de trabajar secretamente, silenciosamente. El mal hace mucho ruido, pero reconozcamos la fuerza del reino de Dios que se desarrolla a través de nuestras acciones cotidianas. Es bello advertir que ese reino divino llega a ser como un árbol acogedor, y “las aves anidan entre sus ramas”. ¿Son nuestras comunidades ese espacio donde todos pueden acercarse a recibir sombra y abrigo, protección y calor, para seguir creciendo como cristianos?