• 18/10/2024

Evangelio del día 4 de Agosto 2021

Evangelio del día

Cita del evangelio del día: Mt 15,21-28

En aquel tiempo, Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada». Pero Él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros». Respondió Él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Ella, no obstante, vino a postrarse ante Él y le dijo: «¡Señor, socórreme!». Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». «Sí, Señor -repuso ella-, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas». Y desde aquel momento quedó curada su hija.

Comentario del evangelio del día por: San Juan Taulero

«¡Ten compasión de mí, Hijo de David!». Es un grito de auxilio de una fuerza inmensa… Es un gemido que viene como de una profundidad sin fin. Sobrepasa en mucho la naturaleza, es el Espíritu Santo quien debe proferir este gemido en nosotros (Rm 8,26)… Pero Jesús le dice: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel»… (Mt 15,24) y «No está bien tomar e pan de los hijos para echárselo a los perrillos.» (Mt 15,26)… No podía poner a prueba a la mujer con más fuerza, ni ahuyentarla con más vehemencia. Ahora bien ¿qué hizo la mujer rechazada de esta manera? Se dejó decir y se humilló ella misma hasta lo más hondo. Abajándose, humillándose, ha mantenido la confianza y ha dicho: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos».

¡Ojalá también vosotros llegarais a penetrar de manera tan veraz en el fondo de la verdad, no a través de sabios comentarios, de grandes palabras, o con los sentidos, sino desde el verdadero fondo de vosotros mismos! Ni Dios, ni ninguna criatura podrá apretaros, anonadaros, si permanecéis en la verdad, en confiada humildad. Os podrán hacer soportar afrentas, menosprecios, repulsas, pero permaneceréis firmes en la perseverancia, y os adentraréis todavía más profundamente, animados de entera confianza y veréis aumentar todavía más vuestro celo. Todo depende de eso, y el que llega a ese punto, éste sale vencedor. Estos y sólo estos caminos conducen, en verdad y sin parada intermedia, hasta Dios. Pero perseverar hasta ese alto grado de humildad, con perseverancia, con entera y verdadera certeza, como lo hizo esta pobre mujer, son pocos los que llegan a él.