• 18/10/2024

Evangelio del día 5 de Abril 2021

Evangelio del día

Cita del evangelio del día: (Mt 28,8-15)

En aquel tiempo, las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas se acercaron a Él, y abrazándole sus pies, le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».

Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: «Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos’. Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones». Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.

Comentario del evangelio del día por: San Jerónimo

«Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo…» Dos sentimientos agitaban a aquellas mujeres: el del gozo y el del temor. El primero por el deseo de que resucitase y el segundo por la magnificencia del milagro y los dos adquirían mayores proporciones, porque tenían lugar en mujeres. Por esto sigue:«Y corrieron a dar la noticia a sus discípulos.» Se dirigían, pues, a los Apóstoles, para que empezase a esparcirse por medio de ellos la semilla de la fe. Y las que así buscaban y las que así corrían merecieron que el Salvador resucitado les saliese al encuentro. Por esto sigue: «En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: “¡Dios os guarde!”.» Las primeras mujeres merecieron oír: «Que Dios os guarde», porque así quedaba deshecha la maldición de la mujer Eva, en estas mujeres.

10. «Entonces les dice Jesús: “No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.”» Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, ha de observarse que cuando ha habido alguna aparición extraordinaria, se ha cuidado siempre de quitar el temor, para que así, calmada la inteligencia, se pueda oír lo que se dice.

12. Por lo tanto, los príncipes de los sacerdotes, que debieron hacer penitencia y buscar a Jesucristo resucitado, persisten en su malicia y malversan el dinero que han recibido para las necesidades del templo en comprar una mentira, como antes habían entregado a Judas las treinta monedas de plata. Por esto sigue: «Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados.» Todos los que abusan de lo que se da para beneficio del templo y para las necesidades de la Iglesia dedicándolo a otros usos, para satisfacer su propia voluntad, son semejantes a los escribas y a los sacerdotes, que compran la mentira y la sangre del Salvador.