Comentario del evangelio del día: (Mt 9,9-13)
Jesús condenaba el pecado de los injustos que ganaban dinero de malas maneras. Pero no cerraba sus puertas a nadie y no escapaba de los peores pecadores. En cambio había algunos muy religiosos, sobre todo los fariseos, que evitaban todo contacto con los pecadores públicos. Los consideraban despreciables y contaminantes. De hecho, “fariseo” significa “separado», alguien que se considera a sí mismo un puro, bien separado de la masa de los imperfectos. A Jesús le molestaba mucho esa soberbia egocéntrica. El no tenía problema en mostrarse cercano a los pecadores públicos más famosos y odiados. Los fariseos reprochaban esta actitud y Jesús intentaba hacerles ver que Dios quiere misericordia, porque no busca condenar sino sanar. Pero los fariseos no reconocían que ellos mismos necesitaban ser sanados, liberados de su profunda vanidad.