• 10/02/2025

Evangelio del día 6 de Marzo 2022

Evangelio del día

Cita del evangelio del día: Lc 4,1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le respondió: «Esta escrito: ‘No sólo de pan vive el hombre’».

Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra; y le dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero. Si, pues, me adoras, toda será tuya». Jesús le respondió: «Está escrito: ‘Adorarás al Señor tu Dios y sólo a Él darás culto’».

Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo; porque está escrito: ‘A sus ángeles te encomendará para que te guarden’. Y: ‘En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna’». Jesús le respondió: «Está dicho: ‘No tentarás al Señor tu Dios’». Acabada toda tentación, el diablo se alejó de Él hasta un tiempo oportuno.

Comentario del evangelio del día:

Satán es el adversario y más precisamente el Acusador (Sal 109,6; Zac 3,1-5). Diablo es la traducción griega, que significa originalmente: el que divide, desune, particularmente con la calumnia. Tentador, desde los orígenes (Gn 3).

La tentación puede ser:

  • una prueba, de parte del hombre que pone a Dios a prueba (Sal 94,9) o de parte de Dios probando al hombre (Sal 81,8).
  • una tentación propiamente dicha, en el sentido de seducción. En ese caso la tentación no se atribuye a Dios, sino solamente al Diablo (St 1,13-15).

No se excluye que el Diablo tiente a Cristo en los dos sentidos: a título de prueba, para medirle, no menos que para seducirlo y conducirlo a esposar sus puntos de vista. Pero precisamente, Satán no encontrará en Cristo la misma complicidad que en los demás hombres, hechos vulnerables por el Pecado Original.

En la tentación hay tres grados o fases: la sugestión, la delectación y el consentimiento. Nosotros cuando somos tentados vamos generalmente hasta la delectación, incluso a veces hasta el consentimiento. Pues nacidos de la carne de pecado, llevamos en nosotros mismos el combate que debemos librar. Pero Jesucristo, Dios encarnado en el seno de la Virgen María, vino al mundo exento de pecado y por lo tanto no había en él ninguna contradicción. Él puede ser tentando hasta la sugestión, pero la delectación malvada no tuvo ninguna acción en su espíritu. Por eso, toda esta tentación diabólica ocurrió en el exterior, no al interior (cf. Gregorio Magno, Sobre Mt 4,11 [PL 76,1135]).

Jesús, enviado por Dios para destruir el pecado y establecer el Reino de Dios encontrará naturalmente en su camino el «adversario» por excelencia de Dios y de su Reino, la serpiente del paraíso que desde los orígenes busca introducir el desorden en la obra del Creador (Gn 3; Sab 2,24; Jn 8,44; Ap 12,9).

Es necesario señalar que para muchos el diablo no es más que un mito, y hay incluso exégetas que tratan los pasajes evangélicos que hablan de él como una simple invención de la comunidad o un hagadá escriturario, obedeciendo a presupuestos filosóficos heredados del mundo griego. Como ya ha afirmado un conocido exorcista, la primera estrategia del demonio es tratar de convencernos de su no existencia.

LA TRIPLE TENTACIÓN Y SU SIGNIFICADO UNIVERSAL

¿Qué sentido tiene esta triple tentación a la que Jesús fue sometido? Podríamos decir que tienen un valor universal, pues todo hombre durante su vida tendrá que pasar por ellas. Estas tres tentaciones hablan de lo que cada ser humano vive a diario, siendo consciente de ello, o no.

A la triple tentación Jesús responde con tres Palabras de Dios tomadas del Deuteronomio, que Dios dio a su pueblo cuando Israel sucumbió a esas mismas tentaciones en el desierto, de camino hacia la tierra prometida: el hambre, poner a Dios a prueba cuando faltó agua en Massá, y la adoración del Becerro de Oro (Ex 16; 17; 32)