Comentario del evangelio del día: (Lc 5,1-11)
Pedro estaba orgulloso de su oficio, y conocía el lago a la perfección porque la pesca era su tarea desde niño. Sin embargo, limpiaba triste las redes porque no había logrado pescar. Jesús quería pedirle que dejara esas redes, y no seria fácil que tomara esa decisión. Por eso Jesús tuvo que adaptarse a su sensibilidad, le pidió que se lanzara al mar y volviera a intentarlo. Así pescó más que nunca, y volvió embelesado, reconociendo su desconfianza y declarando a Jesús como “Señor”. Jesús le pidió que no tuviera miedo porque seguiría pescando, aunque de otra manera, con otro tipo de redes y en otros mares. Será “pescador de hombres”. Jesús no nos pide que renunciemos a nuestros deseos y capacidades, sino que aceptemos transformar todo eso al servicio del Reino.