Comentario del evangelio del día (Mt 9,14-17)
Los discípulos de Jesús vivían la fiesta de su amistad. Jesús los quería generosos y entregados, pero felices, agradeciendo las pequeñas alegrías. Tomaban vino y comían con gusto. Esto molestaba a los santos discípulos de Juan el Bautista, educados en la ascesis y el sacrificio. Para Jesús esa ascesis estaba bien, pero no era lo verdaderamente importante. Si llegó el Mesías -y si ha resucitado- hay lugar para la alegría. Sólo se nos pide llevarla cruz de cada día, tolerar lo que nos toque soportar y aceptar las molestias de nuestra misión. Jesús es el novio que se casa con su pueblo, e invita a sus amigos a su gozo. Lo más importante es valorar la presencia del Señor reinando en nuestras vidas y compartir esa alegría con los demás.