Comentario del evangelio del día: (Mc 12,28-34)
Mientras el pueblo sencillo escuchaba a Jesús, las autoridades y los líderes se sentían invadidos, temían perder su poder y discutían todo lo que Jesús decía. Sin embargo, algunos eran honestos y valoraban la sabiduría de Jesús. Aquí vemos un maestro de la ley abierto, sincero y humilde, preguntando qué es lo más importante, cuál es el primer mandamiento. Jesús resume todo en el amor a Dios y al prójimo, y el maestro de la ley lo felicita entusiasmado, porque cuando volvemos a lo esencial, eso nos libera de muchas complicaciones y nos devuelve la alegría. Pero lo que propone Jesús no es un amor pequeño, superficial, débil. Pide amar a Dios con todo nuestro ser y a cada hermano como nos amamos a nosotros mismos. Y eso no es cuestión de palabras.