Cita del evangelio del día: Mt 11,11-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga».
Comentario del evangelio del día por: San Jerónimo
11. Es superior a todos los hombres nacidos de mujeres y del concurso del hombre, mas no es preferido a Aquel que nació de una Virgen y del Espíritu Santo. Aunque en las palabras «No se levantó entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan», no puso a Juan por encima de los demás profetas y patriarcas y de todos los hombres, sino que lo igualó. Porque, de que otros no sean mayores que él, no se sigue inmediatamente que él sea mayor que los otros.
Mas nosotros comprendemos simplemente que todo santo que está ya con el Señor es más grande que aquel que aún está en medio de los combates, porque una cosa es ceñir la corona de la victoria y otra luchar aún en el combate.
12-15. Si Juan fue el primero que anunció la penitencia a los pueblos, diciendo: «Haced penitencia, porque se aproxima el reino de los cielos» (Mt 3,2) con razón se dice, que desde su tiempo padece violencia el reino de los cielos y que los que se violentan son quienes lo toman. Debemos hacernos gran violencia los que hemos sido engendrados en la tierra para alcanzar el trono de los cielos y poseerlo por una virtud, que no tuvimos por nuestra naturaleza.
No hay razón para excluir, después de Juan, a otros profetas, pues leemos en los Hechos de los Apóstoles (Hch 11), que Agabo y cuatro vírgenes, hijas de Filipo, profetizaron (Hch 21,8-11). Pero todo lo que profetizaron la Ley y los Profetas, cuyos escritos leemos, ha sido cumplido por Cristo. Luego cuando se dice: profetizaron hasta Juan, se designa el tiempo de Cristo, porque el que aquellos anunciaron que había de venir, Juan le anuncia como que ha venido.
A Juan, pues, se le llama Elías, no como lo entienden los filósofos necios y algunos herejes, que sostienen la vuelta de las almas, sino que ha venido, según otro pasaje del Evangelio, en el espíritu y en el poder de Elías ( Lc 1) y tuvo la misma gracia y la misma medida del Espíritu Santo. También son iguales la austeridad de vida y severidad de espíritu de Elías y de Juan, uno y otro ceñían un cinto en el desierto. Aquel se vio obligado a huir por haber reprendido el rey Acab y a Jezabel por sus impiedades ( 1Re 19): y éste es decapitado por haber reprendido a Herodes y a Herodias, por sus bodas ilícitas ( Mc 6).
En las palabras «éste es Elías», nos da a conocer que hay en ellas un misterio y que para entenderlo es preciso una comprensión particular. Por eso añade: «El que tenga oídos para oír, oiga».