Justicia y limosna,
Las exigencias de la caridad.
Primero son los deberes de la justicia. Ya Pío XI en la [Divini Redemptoris] nos decía: “No se puede decir que se haya satisfecho a la justicia social si los obreros no tienen asegurado su propio sustento o el de sus familias con un salario proporcionado a su fin; si no se les facilita la posibilidad de adquirir alguna modesta fortuna, previniendo así la plaga de pauperismo universal.”
Pero no basta la justicia. Hay que practicar la limosna.
Hay una moral de la limosna,
Las exigencias de la caridad.
Es difícil señalar módulos concretos, pero hay principios insoslayables. Es bueno preguntarse si con mis limosnas ayudo a que desaparezcan las necesidades de los que sufren angustias y desgracias.
En definitiva:
1.- Dar limosna al necesitado es un verdadero precepto. (Mt 25, 41-42)
En caso de extrema necesidad, se ha de socorrer al prójimo aun con los bienes necesarios al propio estado.
2.- En caso de grave necesidad, debemos socorrer al prójimo con los bienes superfluos del propio estado, aunque la generosidad nos impele también nos imepele a ayudarle con los bienes necesarios.
3.- En caso de necesidad ordinaria, pecaría quien teniendo bienes superfluos no diera limosna.
En cuanto a la cantidad de bienes que se ha de dar para sobrevenir las necesidades del prójimo, es claro que debe darse todo lo superfluo. No debemos olvidar que la obligación de dar limosna no es exclusiva de los ricos, sino de todos, puesto que también los pobres deben acosumbrarse a dar limosna de su propia pobreza. Así alabó al Señor a la viuda pobre que dejó su limosna en el templo.
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