La Adoración Eucarística:
La adoración eucarística es lo que necesita el mundo que parece que vive alejado de Dios. Parece que vive muy alejado del Salvador, de hecho podríamos llegar a decir que nunca ha vivido tan alejado de Dios. Occidente a través de sus medios de comunicación masivos promueve una moral contraria al Evangelio y a la Ley Natural. El desorden sexual parece que se haya convertido, en el orden natural de la sociedad. La falta de amor y respecto a los mayores, parece un deporte nacional. El siglo XX fue el siglo de las grandes guerras, de las guerras homicidas, pero en estos pocos años que llevamos del siglo XXI, auguran que nuestro siglo no se quedará atrás a la hora de llevar a cabo atroces guerras. La mentira, el odio, y en general los pecados capitales parecen haberse convertido en la hoja de ruta de este mundo, y cuando parece que todo está perdido, cuando parece que cualquier regeneración de las costumbres buenas es imposible, debemos volver la vista atrás, debemos volver la vista al primer Jueves Santo, al día de la institución de la Eucaristía, y entender que es en la Eucaristía, es decir, en Cristo mismo, es donde está la solución a todos los males de nuestra sociedad.
Por todo ello, pienso que el mundo lo que necesita es más adoración Eucarística. Solo si el hombre escucha la voz de Dios, y sigue sus consejos y mandatos podrá volver a la senda del cielo, y el Corazón de Jesús habla desde la Eucaristía. Hoy, Jesús, desde la Eucaristía le dice al mundo, como a Simón, el Fariseo: «Tengo algo que decirte». El Rey más sabio, rico, poderoso y alto nos espera a cualquier hora del día y de la noche en su alcázar del Sagrario para decirnos a cada uno con un interés, revelador de un cariño infinito, la palabra que en aquella hora nos hace falta, decía San Manuel Gonzalez, el obispo de los sagrarios abandonados.
Jesús es en la Eucaristía es el faro de la humanidad. Pero la humanidad tiene la libre elección de escoger seguir el camino marcado por este faro, que es camino de verdad y vida, o seguir los caminos de la propia carne, seguir los caminos del mundo, en definitiva, seguir los caminos del demonio. El mundo puede escoger al Señor, o Cristo Rey en la Eucaristía, o a Satán, príncipe de este mundo. La humanidad, hoy más que nunca, debe optar por seguir el camino de Cristo, por tomar la bandera salvadora del Redentora.
Vemos mucha soberbia en estos tiempos, y la soberbia se cura con humildad. La humildad de un Dios, que siendo Señor de todas las cosas, que siendo el creador de todo, ha optado por morir en la cruz por nosotros, en obediencia al Padre, y quedarse con nosotros siempre a través de la Eucaristía. Nuestro Señor en este augusto misterio es un toque de atención divino a la soberbia del siglo. Nuestro Señor en la Eucaristía, además, es un toque de atención al hombre que llama amor a cualquier cosa, llama amor al sexo salvaje, llama amor a hacer la propia voluntad, sin importar si es buena o mala, que llama amor a la tendencia desenfrenada de los propios gustos. El Señor desde la custodia nos da lecciones de verdadero amor, de amor eterno, de amor que salva, de amor sacrificado, de amor agradable a Dios, de amor que no se consuma, ni acaba, porque tiene su origen en Dios, que es amor.
El Señor desde la custodia llama a la puerta del hombre, para mostrarle las grandezas de su Corazón que tanto ha amado a la humanidad, a pesar de recibir de ella tantos ultrajes. El mundo, y lo digo con claridad, para que no quede ningún tipo de dudas, necesita la Eucaristía o morirá. El mundo está agonizando, y solo una inyección de vida podrá salvarlo, esa inyección viene de la custodia, del sagrario, de la Eucaristía.
Por tanto, si eres católico, y quieres hacer algo por este mundo perdido, debes entender que lo primero que debes hacer es Adoración Eucarística. El alma de todo apostolado es la adoración al Santísimo Sacramento del Altar, una adoración silenciosa, para permitir al Rey de la Paz, que hable en nuestro corazón. La Adoración Eucarística debe ser el fundamento y la cumbre de todo nuestro apostolado. Nuestro apostolado debe empezar de rodillas ante el Señor, en la adoración, para pedirle las gracias necesarias para emprenderlo; nuestro apostolado debe realizarse como una continuación de nuestra alma adoradora; nuestro apostolado debe culminar de rodillas, nuevamente, ante el Señor, en la Adoración Eucarística, para dar gracias por los beneficios recibidos en nuestra obra apostólica.
Cuando hacemos apostolado, debemos entender que no es nuestra obra la que vamos a transmitir, que no es nuestro pensamiento el que queremos comunicar, que no es nuestra fe la que queremos compartir, sino que la obra, el pensamiento, la fe que queremos transmitir es la de Dios. Si somos conscientes de esta verdad, entenderemos porque el apostolado debe tener como inicio, fin y medio a la Eucaristía.
Frente a este mundo amargado por el pecado, la Adoración Eucarística es lo más dulce que podemos hacer. ¿Qué puede haber más dulce que aquello en que Dios nos muestra toda su dulzura? (San Alberto Magno). Frente a este mundo que no sabe de amor, la Adoración Eucarística es lo más amable, es decir, lo más digno de ser amado. La Adoración Eucarística es causa de amor y de unión. Frente a un mundo muerto por el pecado, la adoración a la Eucaristía es lo más parecido a la vida eterna que se nos podía mandar. La vida eterna viene a ser una continuación de este sacramento, en cuanto que Dios penetra con su dulzura en los que gozan de la vida bienaventurada, nos dice San Alberto Magno.
Hermano, Jesús convirtió el agua en vino en las bodas de Caná en Galilea. Hoy Jesús, está dispuesto a seguir convirtiendo el agua de nuestros males, en el vino regenerador de amor. Hoy Cristo, desde la Eucaristía, quiere realizar otro milagro con la humanidad, y convertirla de pecadora en santa. Pero en las bodas de Caná, hay un personaje muy importante, la Virgen María, porque ella es para nosotros modelo de entrega a la adoración. Para que Dios pueda convertirte desde la Eucaristía de pecador en santo, es necesario que lleves junto a ti a María, que lleves dentro de ti la humildad de María, la fe de María, la obediencia de María, debes llevar el amor a Dios de María, debes imitar, en definitiva las admirables virtudes de nuestra madre María. No hay verdaderos adoradores, si éstos no están junto a María. No hay verdadera adoración, si ésta no la hacemos junto a nuestra Madre. No hay verdadera fe, si no la aceptamos como María aceptó la voluntad de Cristo.
La Adoración Eucarística es sin duda lo que el mundo necesita
Por tanto, hermano, ahora eres consciente de una verdad muy hermosa, el mundo necesita la Adoración Eucarística, o dicho de otra forma, el Señor necesita que tu hagas horas de Adoración Eucarística, junto a María, con el Corazón de María, para poder iniciar su obra de transformación de la humanidad porque el hombre no va a volver al buen camino por una mera idea tuya o mía , o de quien sea, el mundo no va a volver a la senda del bien, que es Cristo, por que tu te inventes un gran plan pastoral, el mundo va a volver a la senda del bien gracias al mismo Cristo, y a su Santísima Madre la Virgen María, tu puedes elegir colaborar o no con ellos, y la principal forma de colaboración es en la Adoración Eucarística. El mundo necesita amor, el mundo necesita Eucaristía, el mundo necesita a María, el mundo necesita a Cristo por María.
Muchas gracias por tu atención y por haber visto este vídeo hasta el final, solo me queda pedirte que ores por el sueño de Tekton, el Hogar de San José. Estamos intentando abrir este hogar, que pretende ser un hogar de misericordia, para ayudar a las personas necesitadas, un hogar para acoger a los pobres y darle los medios para encontrar un trabajo, una estabilidad. Pero además que el paso por este hogar signifique un encuentro con Cristo, un acercamiento a la vida de la gracia de Dios. Por todo ello, te pedimos oraciones para que este hogar sea una realidad, y te pedimos que entres en nuestra web web.tekton.info, y te informes de este hogar y si puedes ayudarnos, no solo con tus oraciones, qué es lo más importante, sino también con tu donativo. Muchas gracias y que Dios te bendiga.
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