Los sacramentales y su fuerza
Los sacramentales son signos externos, bendiciones y consagraciones instituidos por la Iglesia Católica, que se utilizan para prepararse y cooperar con la gracia divina que emana del misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Estos sacramentales incluyen objetos y devociones populares como el Santo Rosario, medallas de santos, el escapulario, la imposición de las manos y la aspersión de agua bendita. Aunque no confieren la gracia santificante de la misma manera que los sacramentos, los sacramentales pueden ser poderosos catalizadores de la gracia y ofrecer una forma de protección espiritual para aquellos que los utilizan con una disposición interior auténtica de discipulado en Cristo.
En este artículo te ofrecemos cinco fuerzas de los sacramentales que debes conocer:
Con ellos obtenemos el poder pascual
Los sacramentales son signos externos de bendición y consagración que, gracias a la oración de la Iglesia, preparan a los fieles para recibir la gracia divina que emana del Misterio Pascual de Cristo. Aunque no confieren la gracia de la misma manera que los sacramentos, son una herramienta valiosa en el camino de la santificación y la alabanza a Dios. Es importante tener una disposición interior de auténtico discipulado en Cristo para recibir el verdadero poder espiritual de los sacramentales y resistir las asechanzas del enemigo.
El exorcismo y los sacramentales
El exorcismo es un sacramental utilizado en casos raros de posesión demoníaca. La Iglesia tiene el poder y el oficio de exorcizar en nombre de Jesucristo y puede realizar un exorcismo simple en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne, conocido como «el gran exorcismo», solo puede ser realizado por un sacerdote con permiso del obispo. Antes de realizar un gran exorcismo, se deben hacer pruebas médicas y psicológicas para asegurarse de que se trata de una presencia del maligno y no de una enfermedad. La curación física y espiritual es un proceso destinado a una recuperación permanente.
El arsenal espiritual de la Iglesia incluye sacramentales como agua bendita, sal bendita, crucifijo, Santo Rosario y Biblia, que son utilizados para liberar a un alma de la influencia demoníaca. El Exorcismo Mayor normalmente se realiza en un espacio sagrado en presencia del Santísimo Sacramento y con reliquias de santos presentes. Los sacramentales producen una gran violencia contra los espíritus demoníacos y los encaminan a ser expulsados.
Los sacramentales mas poderosos: El nombre de Jesús y el signo de la Cruz
El Nombre de Jesús es considerado uno de los sacramentales más eficaces debido a la autoridad y el poder que tiene. La Escritura mencionada en Filipenses 2: 9-11 destaca la importancia del Nombre de Jesús y cómo todo ser debe doblarse ante él. Por esta razón, muchas personas consideran que invocar el Nombre de Jesús en tiempos de lucha espiritual puede ser una herramienta poderosa para vencer al enemigo.
Por otro lado, el signo de la Cruz también es un sacramento muy eficaz en el ministerio de liberación y exorcismo. El signo de la Cruz es un recordatorio visual del sacrificio de Jesús en la cruz y su victoria sobre el pecado y la muerte. Por esta razón, hacer el signo de la Cruz puede ser un acto poderoso de resistencia contra las fuerzas del mal.
Los sacramentales y la oración
En este punto, es importante destacar que la oración es un elemento clave en los sacramentales. La oración es la parte fundamental de los sacramentales y es a través de ella que se busca la bendición y se realiza la santificación de los objetos, personas o situaciones. La Iglesia, a través de la oración, invoca la gracia divina y le pide a Dios que bendiga y proteja a las personas, objetos o situaciones que se están bendiciendo.
Además, la oración es acompañada por signos externos, como la imposición de las manos, el signo de la cruz y la aspersión con agua bendita, que ayudan a hacer más concreta y visible la bendición que se está buscando.
Los sacramentales y la piedad popular
Los objetos usados por la piedad popular, como las reliquias, las visitas a santuarios, las peregrinaciones, las Estaciones de la Cruz, el Santo Rosario, medallas de santos y otros objetos aprobados por la Iglesia, pueden ser un poderoso catalizador de la gracia. Es importante tener una pureza de intención al usarlos, evitando caer en la superstición. La vida cristiana también se nutre de formas variadas de piedad popular, las cuales la Iglesia esclarece a la luz de la fe y promueve aquellas que mejor expresan un sentido evangélico y una sabiduría humana. Además, la piedad popular debe fluir hacia y desde el Santo Sacrificio de la Misa. También es importante considerar que el matrimonio y las buenas amistades cristianas ofrecen una cierta protección espiritual, debido a su naturaleza comunitaria y de protección del otro.
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