Los testigos de Jehová al descubierto (Primera parte):
QUIENES SON LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ
1- «Origen de los Testigos de Jehová
La Sociedad de los Testigos de Jehová es muy reciente: su fundación data del último tercio del siglo XIX. Su fundador, el norteamericano Charles Russell, nació en 1852. Sus padres, presbiterianos, le educaron en el protestantismo calvinista. Carecía de conocimientos filosóficos y teológicos. Su profesión fue el comercio.
A los veinte años se reunió con unos amigos para estudiar la Biblia. ¡Y llegó a la convicción de que hasta entonces nadie la había entendido rectamente! Apoyado en la Biblia predijo en 1874 que, cuarenta años después, comenzaría el milenio de la paz de Cristo. Los cuarenta años se cumplían en 1914, y ese año comenzó la primera guerra mundial. Ante tan manifiesto fracaso, Russell, y luego su sucesor, Rutherford, hicieron nuevos cálculos y correcciones complementarias y afirmaron que el milenio se iniciaría en 1918 ó 1925. Como tampoco entonces se cumplieron sus previsiones, sus discípulos y sucesores han optado por no señalar fechas y han confesado literalmente lo que Sigue: “Los fieles de Jehová quedaron desilusionados en sus expectativas para los años 1914, 1918 y 1925 y su desilusión duró algún tiempo” (Konrad Algermissen, Iglesia Católica y confesiones cristianas, pág. 1248).
El nombre de la Sociedad, Testigos de Jehová, fue poco afortunado, ya que la verdadera traducción del nombre de Dios, de Exodo 3, 14, es Yahvé y no Jehová.
Ellos mismos lo reconocen en su libro “Cosas en las cuales es imposible que Dios mienta”. Dicen: «Hay muchos eruditos que piensan que su pronunciación correcta es “Yahwé o Yahvé”.» Pero a renglón seguido le vuelven a llamar Jehová, y así siguen en todo el libro. Si tanto reverencian el nombre de Dios y saben que no es Jehová, ¿por qué siguen llamándole así? ¿Esta es la obediencia que prestan a la Biblia?
2- El gobierno central de la sociedad
En la actualidad, la Sociedad de los Testigos tiene una vastísima organización. La sede central está en Warwick (Nueva York), y tienen otras sedes en Patterson donde se preparan todas sus publicaciones y otra en Wallkill donde se imprimen biblias y publicaciones bíblicas. El fundador Charles Russell presidio hasta su muerte en 1916 esta secta. En la actualidad es dirigida por un cuerpo gobernante desde su sede principal en Warwick según afirman sus publicaciones oficiales. Este cuerpo establece la doctrina oficial a nivel mundial. Junto a ellos trabaja un equipo de dirigentes escrupulosamente seleccionados. Tienen más cargos y más grados que un ejército.
La imprenta que poseen ocupa grandes edificios, dedicados a la publicación de libros y propaganda. En 1970 distribuyeron 212 millones de Biblias, libros, revistas y folletos, en la actualidad producen unas 420 toneladas de publicaciones cada mes en la imprenta. Cada imprenta offset imprime entre 50.000 y 74.000 páginas por minuto. El total de publicaciones bíblicas editadas en los últimos diez años asciende a 20.000 millones.
Poseen extensísimas granjas en las afueras de Nueva York.
En la actualidad tienen miles de personas trabajando en sus oficinas. La mayoría son solteros. A los casados se les prohíbe tener hijos durante el tiempo que permanecen al servicio de la Sociedad. ¡Ley inhumana, contraria a la naturaleza y a las leyes de Jehová, en quien dicen creer! Si allí una pareja de jóvenes se enamora, no se les permite casarse. Si en algún caso se lo permiten, es a condición de no tener hijos. Y si los tienen, son expulsados. ¿Y son los Testigos los que lanzan diatribas contra el celibato católico?
El dinero, en juego. El capital invertido en ese gran imperio neoyorquino sólo ellos lo saben. Cada año, la Sociedad Watch Tower publica en su principal revista, La Atalaya, una especie de inventario de toda la obra ministerial en el mundo. En ese inventario, se especifican datos de todos los países en los que llega la «Obra», tales como la población del país, el número de Testigos de Jehová y su porcentaje correspondiente, número de estudios de libro, número de horas predicadas,…. pero nunca, insisto, nunca, se ven datos sobre los resultados económicos de la Sociedad.
Según un cálculo aproximado, los sueldos y manutención de los miles de empleados de Warwick, Patterson y Wallkill importa millones de dólares anuales. El sostener la totalidad de las actividades que allí se desarrollan supone muchos miles de millones. ¿De dónde sale ese dinero? Del ejército de incautos seguidores que tienen por el mundo. Para hacernos una idea de su capital, podemos coger como ejemplo un episodio que sucedió en Francia donde el gobierno reclamó el impuesto de las donaciones que recibieron en 3 años por parte de 250.000 miembros de ese país. El porcentaje era del 60% de las donaciones, y la cifra se elevaba hasta los 25 millones de dólares. Es decir que el total de las donaciones era de 41.6 millones de dólares en tres años, casi 14 millones al año por parte de 250.000 miembros. Según sus datos oficiales actualmente rondan los 8 millones y medio de miembros en todo el mundo. Hagan ustedes mismos el cálculo.
Ellos creen que dan su dinero a Dios y a su obra; mas lo que hacen es enriquecer a esa organización, que tiene un gran porcentaje de su capital invertido en los Estados Unidos de América.
Torre de control. De tal se puede calificar la sede de Warwick, ya que desde allí se dirigen todas las actividades de la Sociedad. Los potentes tentáculos del gran pulpo neoyorquino se extienden por toda la tierra, atrapando a los inocentes y envolviendo a los incautos. Según sus cifras mundiales, tienes presencia en 240 Países y territorios, su número de adeptos está cerca de los 8 millones y medio con un número de más de 120.000 congregaciones que han impartido más de 10 millones de cursos bíblicos. Tienen sucursales nacionales y congregaciones locales. Estas han de hacer un informe mensual y remitirlo a Warwick cada mes. Contiene múltiples datos sobre la marcha de la Sociedad y la posible conquista de adeptos. Ya lo sabe usted, si ha sido visitado en ese mes por los Testigos, en el informe que manden por correo irá el nombre de su calle, el número de su casa, el día y hora de la visita, cuál fue su reacción, si compró algún libro, etc. En el archivo de Warwick será usted un número más.
La Biblia como pantalla. En sus reuniones estudian y leen la Atalaya y Despertad, revistas oficiales, que recogen lecciones escritas o autorizadas por el cuerpo gobernante de la Sociedad. Con una tirada de 42 millones por número, La Atalaya es la revista de mayor distribución en el planeta. La segunda es ¡Despertad!, de la cual se imprimen 41 millones de ejemplares. Ambas son editadas por los testigos de Jehová y están disponibles en 236 países y territorios.
En sus reuniones no se estudia ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento, a través de los cuales habla Dios. La Biblia, en sus cultos, no es más que un pretexto. El Testigo de Jehová que no investiga, que no lee ni piensa, jamás llega a advertir que es un autómata, controlado, gobernado y dirigido por los jefes de Warwick.
Lo dicho no es sino un sumarísimo resumen de esta Sociedad, que tiene adeptos en muchas naciones y cuyos emisarios han llamado ya a la puerta de su casa o no tardarán en llamar. Si quiere conocerlos mejor, sigamos adelante.
3- Su táctica propagandística
Son inconfundibles. Ordinariamente van de dos en dos, bien preparados, con su cartera repleta de libros, folletos y hojas de propaganda. Según ellos, ni el Papa ni los obispos, ni los sacerdotes de la Iglesia Católica, ni los ministros de ninguna otra confesión cristiana entienden debidamente la Biblia. ¡Sólo ellos la entienden rectamente…! Y se lanzan por calles y plazas y casas a explicarla. Ha habido alguna casa a la que, a pesar de las negativas del dueño, han vuelto tres veces en el mismo día.
Antes de lanzarlos a esta campaña los amaestran cuidadosamente en el arte de captarse el interés y la atención de los visitados. Y si éstos, como es frecuente, se niegan a oírlos, los Testigos apelan muy serios a la caridad y educación con que debemos tratarlos. Pero olvidan que la educación obliga por igual al visitado y al visitante y que si las propuestas de éste, de cualquier género, no son aceptadas, lo correcto y educado es marcharse y no insistir. Y si el visitante se empeña en hacerse oír y replica e insiste, el visitado tiene perfecto derecho a cerrarle la puerta, y no por eso falta a la educación. Ha habido alguna casa cuyos moradores han tenido que poner a la puerta este letrero: Soy católico; por favor, no molesten.
4- Su aversión a la Iglesia Católica
En sus libros, folletos y revistas, cuajados de citas bíblicas, muchas veces arbitrariamente aplicadas, atacan frecuentemente a la Iglesia Católica, a sus ministros e instituciones. Jesús dice en el Evangelio «No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados» (Lucas 6, 37). Y también: «El que le dijere «necio”, será reo ante el Sanedrín; y el que le dijere “loco”, será reo de la gehenna de fuego» (Mateo 5, 22). Pues bien: los Testigos que se precian de lectores asiduos de la Biblia cumplidores exactos de la misma, citan a su tribunal a las confesiones cristianas y sus ministros, principalmente a la Iglesia Católica, y las juzgan y condenan con sentencia que parece inapelable.
En su libro ¿Qué ha hecho la religión para la humanidad?, cual si fuesen exegetas consumados, declaran que la Babilonia del Apocalipsis, cap. 17, está constituida por las organizaciones religiosas, entre ellas la Iglesia Católica. Al conjunto de las mismas lo apellidan «doña Babilonia» (pág. 356). Y de ella afirman: «Tiene que caer la visible doña Babilonia» (pág. 357). «La cristiandad ha sembrado en oposición a la Palabra de Dios. Habiéndose prostituido a los poderes políticos…, no puede escapar de ser clasificada como parte de Babilonia la Grande, semejante a ramera» ¿Es esa Biblia realmente la Palabra de Dios?, pág. 178). Y exhortan reiteradamente a los lectores a que salgan de la Cristiandad y se unan a los Testigos de Jehová, pintándolos como perfectos cumplidores de la Biblia (ob. cit., páginas 178, 188).
¿Qué dicen de los ministros de las religiones cristianas, por tanto, de los sacerdotes católicos? – Espiguemos en los dos libros citados; mas las espigas recogidas al azar tienen aristas poco evangélicas. En esta labor de difamación emplean expresiones indignas no ya de un cristiano, sino de todo ciudadano correcto. He aquí algunas:
«La imagen de la bestia es todo sistema u organización religiosa… que se parezca a la bestia papal…» (Armagedón, pág. 107). « Como un sistema colectivo y organizado de religión, sus clérigos son la personificación de la desobediencia a Jehová Dios. Ellos forman un hombre de iniquidad… Ahora que Jesús está presente en su reino, ha llegado el tiempo para que aniquile a estos apóstatas…» (¿Qué ha hecho la religión para la humanidad?, págs. 345-47). «El clero religioso es más reprensible que los comunistas de religión roja» (y lo más curioso es que afirman que así lo dice la Biblia, ¿recuerda usted haberlo leído? (Ob. cit., pág. 348).
Y también: «Personificación de la desobediencia a Jehová Dios» (pág. 345). «Forman un hombre de iniquidad: (página 345). «Clero apóstata» (pág. 347). «Dioses clericales» (pág. 348).
Algunas afirmaciones bordean la calumnia, como éstas, tomadas del libro ya citado: «Asumiendo para sí los títulos de reverendo…, de divino y hasta de “vicediós” para el Papa» (pág. 347). ¿Ha leído usted en algún libro católico o ha oído dar al Papa semejantes títulos de divino o vicediós? Hay en sus libros algunos otros calificativos que nos resistimos a transmitirles… En esto, al menos, no se muestran discípulos de Cristo.
Buena parte de esta propaganda en aluvión, muy «a la americana», está costeada por dinero de la masonería; de ello hay pruebas fehacientes. Y la masonería es una asociación clandestina, de carácter marcadamente antirreligioso y revolucionario, al menos en su corriente latina. Sostiene que «la Iglesia Católica ha de ser combatida hasta el fin» (León XIII, encíclica Humanum Genus, año 1884). Más adelante veremos el precio que han tenido que pagar los Testigos por su alianza con esta asociación. (Véase Sectes Modernes et Foi Catholique, de M. Benoit Lavaud, O. P.; Aubier, Editions Montaigne, París, 1954, cap. III: «Etudiants de la Bible ou Témoins de Jéhovah», pág. 194.)