El Papa Francisco y su Lucha contra las Enfermedades Respiratorias
El Papa Francisco, actualmente hospitalizado en Roma a los 88 años debido a una neumonía bilateral, ha enfrentado serios problemas de salud respiratoria a lo largo de su vida. Uno de los episodios más críticos ocurrió en su juventud, cuando una grave infección pulmonar obligó a los médicos a extirparle parte del pulmón derecho. Este evento no solo marcó su salud, sino que también dejó en él una profunda enseñanza sobre la importancia del cuidado y la solidaridad.
Un Episodio Crítico en su Juventud
En su autobiografía Esperanza (2025), Francisco relata cómo, en agosto de 1957, mientras estudiaba en el seminario, una epidemia de gripe asiática golpeó la institución. Aunque la mayoría de sus compañeros se recuperaron en pocos días, su estado de salud se deterioró rápidamente. La fiebre persistente y los tratamientos básicos no surtían efecto.
Ante la gravedad del cuadro, un sacerdote decidió trasladarlo al Hospital Sirio Libanés de Buenos Aires. Allí, los médicos descubrieron que padecía una severa infección pulmonar que lo puso al borde de la muerte. Fue entonces cuando una monja italiana, la hermana Cornelia Caraglio, tomó una decisión crucial: duplicar la dosis de antibióticos que le habían prescrito. Este acto, según Francisco, le salvó la vida.
La intervención médica incluyó el drenaje de líquido de los pulmones y la extirpación de parte del lóbulo superior derecho. Su recuperación fue larga y difícil, pero contó con el apoyo de sus compañeros del seminario, quienes lo visitaban con frecuencia e incluso donaron sangre para sus transfusiones.
Este episodio marcó profundamente su visión de la vida y la fe. En su libro, el Papa recuerda: «Nadie puede salvarse solo, en ningún sentido», subrayando la importancia del trabajo en comunidad y la entrega desinteresada de quienes lo cuidaron.
El Impacto de la Extirpación Pulmonar
El 18 de febrero de 2025, el Vaticano informó que el Papa Francisco padece neumonía bilateral y bronquitis asmática, lo que ha requerido un tratamiento con antibióticos y cortisona.
La neumonía provoca inflamación en los alvéolos pulmonares y afecta la capacidad respiratoria. En su caso, la pérdida de parte de un pulmón representa un desafío adicional. Sin embargo, el Dr. Lenin de Janon Quevedo, especialista en terapia intensiva en Buenos Aires, explica que «cuando una persona pierde parte de un pulmón, el otro puede compensar la función perdida en cierto grado, un fenómeno conocido como pulmón vicariante».
Este mecanismo permite a muchos pacientes llevar una vida relativamente normal tras una cirugía pulmonar. No obstante, en adultos mayores con antecedentes bronquiales, la capacidad de adaptación es más limitada, lo que aumenta la vulnerabilidad ante infecciones respiratorias.
El Estado de Salud del Papa y su Pronóstico
En los últimos días, el Vaticano ha informado que el Papa ha mostrado «una leve mejoría», aunque su estado sigue siendo delicado. Las neumonías son una de las principales causas de muerte en adultos mayores, y a los 88 años, la recuperación puede ser incierta.
El Dr. De Janon Quevedo señala que pacientes con antecedentes bronquiales como el Papa «suelen tener hiperreactividad bronquial, lo que significa que sus bronquios son más sensibles a infecciones y pueden provocar broncoespasmos». Esto, combinado con la acumulación de moco, puede derivar en obstrucciones y atelectasias (colapso de ciertas zonas pulmonares), complicando aún más su cuadro clínico.
A pesar de que hasta ahora no ha requerido asistencia respiratoria mecánica, lo que es un signo positivo, el especialista advierte que «en casos como este, los antibióticos suelen tardar entre 72 y 96 horas en hacer efecto». Durante este tiempo, otros órganos como el corazón y los riñones pueden verse afectados debido a la infección.
«Estamos ante un cuadro de gravedad moderada, pero extremadamente vulnerable», concluye el experto.
La evolución del Papa sigue siendo incierta. Como ocurre con muchos adultos mayores, su estado podría mejorar en los próximos días o deteriorarse repentinamente. La fragilidad de la edad avanzada hace que cualquier infección respiratoria represente un riesgo significativo.
Por ahora, el mundo sigue atento a su recuperación, con la esperanza de que supere este nuevo desafío de salud, tal como lo hizo cuando era un joven seminarista en Argentina.
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